El programa Test in Space proyecta probar instrumentos en CubeSats
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El programa Test in Space proyecta probar instrumentos en CubeSats

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(infoespacial.com) Madrid F. Herranz.- Hace sólo ocho meses unos ingenieros afincados en Sevilla decidieron lanzar el programa Test in Space, dedicado a probar experimentos y tecnologías en gravedad cero sobre plataformas CubeSats. Conocen bien el sector de los nanosatélites y picosatélites gracias a su experiencia acumulada en la compañía Solar MEMS, creada en 2009, donde ya fabrican sensores solares miniaturizados para satélites y cuentan entre sus clientes internacionales con la Agencia Espacial Europea (ESA), la Agencia Espacial Alemana (DLR), universidades chinas y empresas estadounidenses.

“La idea surgió porque nos dimos cuenta de lo difícil que es probar algo en el espacio”, admite Manuel Rodríguez, del departamento de Ventas de Test in Space.

Test in Space es un innovador servicio integral que evalúa y comprueba instrumentos en órbita a bajo coste. Incluye  no sólo el lanzamiento sino también las revisiones PDRCDR, la integración de la carga, los ensayos mediambientales y las operaciones en órbita del satélite. La plataforma que utilizan es un CubeSat standard cuyo tamaño depende del número de cubos 1U que tiene, cada uno de un litro de capacidad. Aceptan desde 100 gramos a dos kilos de peso por instrumento. Y lo más importante: se comprometen a que desde el comienzo de la misión hasta el despegue transcurran sólo 18 meses.

La mitad de los clientes de Test in Space son norteamericanos, aunque también tienen en Alemania, Bulgaria y Holanda. Son universidades, centros tecnológicos y empresas, tanto pymes como grandes compañías que principalmente quieren probar transpondedores en banda S y banda X, propulsores miniaturizados para control de enjambres, experimentos científicos físicos y biológicos, cámaras de observación y otros dispositivos como ordenadores de a bordo y sistemas de batería.

¿El precio? Depende del dispositivo que se quiera testar. Cuanto más grande y más pesado sea, más caro. Por ejemplo, un conversor analógico-digital de cinco gramos de peso costaría 50.000 dólares; un ordenador a bordo, con una masa de 150 gramos, llegaría a 150.000 dólares; y una cámara tipo CubeSat de alta resolución, a los 300.000 dólares. A modo de comparación, hacer uno mismo un CubeSat, gestionar la misión y lanzarlo al espacio cuesta más de un millón de euros y más de dos años de trabajo.

Foto: Solar MEMS



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