Miguel Bello Elecnor Deimos "Tenemos que evitar más explosiones de satélites en órbita"
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Miguel Bello Elecnor Deimos "Tenemos que evitar más explosiones de satélites en órbita"

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Cada día orbitan sobre nuestras cabezas unos 17.000 objetos conocidos como basura espacial. Ante un problema creciente, la industria espacial, la comunidad científica y agencias como la NASA y la ESA impulsan programas para monitorizar y vigilar estos artefactos descontrolados que entran en la atmósfera terrestre con cierta asiduidad y, en algunos casos, incluso caen en la Tierra.

El hallazgo estas últimas semanas de hasta cuatro objetos procedentes de la basura espacial en el sureste de España ha provocado un debate general sobre los peligros de estos artefactos y las medidas que se deben adoptar para acabar con un problema que inquieta desde hace años a constructores y operadores de satélites.

Infoespacial.com ha hablado con el director general de Elecnor Deimos, Miguel Bello, uno de los mayores expertos sobre la cuestión de la basura espacial en España. En este sentido, resalta que un primer paso consiste en “tratar de evitar más explosiones de satélites en órbita” y añade que todavía las empresas y agencias espaciales no cuentan con la tecnología necesaria para enviar misiones rentables con el objetivo de destruir objetos peligros. Durante la conversación, también adelanta que el centro de Elecnor Deimos en Puertollano (Ciudad Real) para la monitorización de basura espacial está casi listo.

-La basura espacial es un problema creciente, ¿qué soluciones existen hoy en día?

Tenemos que tratar de evitar más explosiones en órbita que generan miles de trozos. China hizo una explosión intencionada hace unos años y creó más de 3.000 fragmentos en un día. El primer paso es ‘pasivar’, es decir, quitar todo el combustible al final de la vida de un satélite. Y otro paso claro es limpiar. Las orbitas interesantes son muy concretas y están tremendamente pobladas. Una de ellas es LEO (órbita baja), aquí están todos los satélites de observación y la mayor parte de la basura. En este caso, la recomendación es no dejar nada en órbita que duré más de 25 años y evitar que los satélites no generen objetos. Además, los operadores deberían comprometerse a colocar los satélites al final de su vida útil en una órbita que permita la reentrada y su desintegración en la atmósfera. Luego está la órbita geoestacionaria a unos 36.000 kilómetros de altura, es una órbita muy concreta y un bien muy escaso. Lo recomendable es una maniobra del satélite al final de su vida para subir la órbita 300 kilómetros hasta una posición denominada como 'órbita cementerio'. Además, debemos de mitigar los efectos de la basura espacial mediante la inversión en nuevas tecnologías para realizar una misión de limpieza cuando estemos preparados. No la veo posible en los próximos años puesto que el coste de limpiar cuatro o cinco objetos es de unos 200 millones de euros.

-En la actualidad, ¿Cuántos objetos hay?

El catálogo de objetos de más de 10 centímetros es de 17.000, pero eso no es todo, en órbita baja lo que está por debajo de 10 centímetros no lo vemos, y en el caso de la órbita geoestacionaria, lo que está por debajo de 30 centímetros tampoco. Creemos que puede haber entre medio millón y un millón de objetos en total. Estas estimaciones son el resultado del estudio de los paneles solares que hemos recuperado y que tienen impactos de estas partículas, son como balazos. Las cifras que salen son de varios cientos de miles.

-Recientemente han caído varios objetos en España. En concreto, en el noroeste de Murcia. ¿Es normal este tipo de fenómenos?

En este caso forman parte de un mismo objeto que entró en la atmósfera, pero no se desintegró totalmente. Sobre este asunto, un satélite con un material resistente puede atravesar la atmósfera, aunque es muy raro que suceda. En concreto, nos preocupan los satélites que tienen energía nuclear y los grandes acoplamientos como la Estación Espacial Internacional que mide como un campo de fútbol. Existen casos como el Cosmos 954 que cayó en Canadá en 1981 generando lluvia radioactiva. Todavía quedan 30 aparatos con energía nuclear en la órbita baja. La ONU pidió no poner más en esta órbita y tanto la URSS como la EEUU lo respetaron a rajatabla. Sobre las grandes plataformas, la Mir se enterró en el Pacífico, pero el gran peligro es que se vuelvan incontrolables como la estación Salyut 7 que cayó en los Andes en 1991.

-¿Qúe podrían ser estos objetos hallados en Murcia?

Está claro que son unos depósitos probablemente de helio e incluso de hidrafina. Puede ser una etapa de un lanzador que lleva varios de estos depósitos, también pueden ser de un satélite que necesita mucha maniobra y lleva un depósito de combustible. Hemos visto uno de los trozos. Lo más normal es que sean de una etapa de un lanzador o de un satélite que ha caído hace unos días y que se ha descompuesto en la atmósfera, sobreviviendo algunos retos de un material resistente al calor. Esto pasa pero no con mucha frecuencia y no suele ser grave. Es más fácil morir de un rayo o que te caiga un avión encima, que te caiga un resto de basura espacial. No hay que alertar a la gente.

¿Qué habría que hacer con este objeto?

Uno de nuestros ingenieros ha tenido una reunión con el director del centro de Formación Profesional en Cartagena, donde están estos depositos, y la ESA lo ha solicitado para su análisis. Estamos ante el conflicto de a quién pertenece y habrá que legislar, lo que tendría sentido es que la ESA lo analizase para ver porque ha sobrevivido. Nosotros tenemos un software que simula la reentrada en el que fijamos el material del que está construido y comprueba si se destruye o no. El análisis permitirá mejorar estos modelos a la ESA.

-En cuanto al centro de monitorización de basura espacial en Puertollano, ¿en qué fase de la construcción se encuentra?

La obra está prácticamente acabada y los telescopios funcionan, de hecho, ya los hemos usado. Falta completar las comunicaciones y pequeños detalles. Este sistema está formado por tres telescopios. El objetivo es catalogar tanto basura espacial como posibles asteroides que pudieran chocar sobre la Tierra. Lo que se detectan son objetos que se mueven con respecto a un fondo fijo de estrellas en un campo inercial.

-¿Cómo funciona?

Por un lado, el centro rastrea para buscar nuevos objetos no identificados y, por otro lado, hace tracking, es decir, seguir aquellos que conocemos para refinar su órbita y catalogarlos con precisión para poder dar servicios. Esta combinación de telescopios no permite atacar los dos problemas. Y el problema inicial Space Situation Awareness. Es una forma de saber qué tenemos y a qué nos enfrentamos.

-¿Qué centros de este tipo existen en Europa? ¿Qué proyectos tratan este problema?

En este sector existen dos tipos de tecnologías, una óptica y otra radar. En óptica estamos liderando, somos la única empresa privada que dispone de un centro porque el resto son observatorios e instituciones gubernamentales. Hay un proyecto de la ESA y la UE llamado SST (Space Survillance Tracking). En este proyecto existe un consorcio de países en el que están España, Francia, Italia, Reino Unido y Alemania. España tiene un papel importante y nuestro centro se integrará en el sistema español a través del CDTI, que coordina todo el proyecto. Nos coordinaremos con los distintos sensores que existen en países como Alemania y Francia. La idea es dar un servicio completo con todo tipo de sensores. Además de participar en el SST, nosotros podemos dar servicio a operadores y agencias espaciales.

¿Tienen alguna oferta para instalar centros de este tipo?

Lo que vamos hacer es generar datos de máximo interés para todos los operadores. Cada vez hay más basura y la información es fundamental desde el punto de vista de satélites y defensa, pero también en el ámbito comercial. Estos servicios son cada vez más importantes. En el caso de Deimos 1 y Deimos 2, tenemos que maniobrar basándonos en catálogos de EEUU. Por ello, es clave reducir la dependencia y tener un sistema propio que sea capaz de dar con precisión la posición de cada trozo de basura.

Foto: Elecnor Deimos



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