780.000 objetos artificiales amenazan en el espacio
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780.000 objetos artificiales amenazan en el espacio

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En los últimos años las compañías han tomado conciencia del problema que representan los centenares de miles de pedazos de cohetes y equipos abandonados en órbita. Son objetos obsoletos que pueden suponer un grave peligro, debido a las colisiones y a que hasta la más pequeña partícula puede dañar un sistema nuevo en órbita.

Actualmente, según los datos de la ESA, existen 5.000 objetos en el espacio de más de un metro, 25.000 de diez centímetros y 750.000 de un centímetro. El director general de la Agencia Espacial Europea (ESA), Jan Woerner, alertó recientemente del peligro que suponen estas y otras partículas. Asimismo, Woerner reconoció que para luchar contra los daños de la basura espacial “hay que realizar un seguimiento, evitar las colisiones y retirar las partículas”.

Con este seguimiento se busca evitar situaciones como la que aconteció recientemente cuando la producción de electricidad del satélite de observación Sentinel-1A, cuyo lanzamiento se produjo en 2014, disminuyó drásticamente a causa del daño en sus paneles solares por el impacto de una diminuta partícula de chatarra espacial.

Entre los accidentes más llamativos se encuentra uno acontecido en 2009 a 788 kilómetros sobre Siberia. Un satélite ruso, el Kosmos-2251, por aquel entonces ya en desuso, chocó con el estadounidense Iridium-33, en activo. En consecuencia sembraron la órbita baja de más de 600 pedazos de basura espacial.

Un pequeño trozo de pintura despren­dido de un artilugio obsoleto llegó a abrir en una ocasión una grieta en una de las ventanas de la cúpula de la Es­tación Espacial Internacional.

La amenaza de este problema se agrava al observar que durante el úl­timo cuarto de siglo se ha duplicado la cantidad de basura espacial. De hecho, solo un 7% de los satélites que nos rodean son todavía útiles, según cálculos de varios organismos. En consecuencia, los operadores de satélites y las agencias espaciales han puesto el foco en este peligro. No solo porque deben considerar el ries­go que supone a la hora de diseñar sus misiones, sino porque sus artefac­tos tienen de hecho que maniobrar en numerosas ocasiones para evitar choques. Incluso hay autores que sos­tienen que podrían provocar la caída de las telecomunicaciones o un fallo tecnológico global.

La amenaza inherente a la existencia de basura espacial se ve agravada por su velocidad. Según datos de la NASA, hay alrededor de 20.000 fragmen­tos de pequeño tamaño viajando a 28.000 kilómetros por hora, una cir­cunstancia que les convierte en una amenaza para los equipos espaciales en funcionamiento.

En España, uno de los or­ganismos que rastrean los residuos cósmicos es el Real Instituto y Observa­torio de la Armada (ROA). Para luchar contra esta basura espacial y reciclar­la, emplea, entre otros utensilios, el Telescopio Fabra-ROA en el Montsec (TFRM). Este equipo es una clara demostración de cómo un instrumento científico de casi 60 años, considerado obsoleto cuando alcanzó la veinte­na, vuelve a resultar útil tras ser reciclado mediante su robotización y la actua­lización de su electrónica. Hoy se utiliza para deter­minadas labores de control del espacio.

Como en numerosos pro­yectos del sector espacial, el coste del plan contra la basura en órbita resulta muy alto. De ahí que ahora las agen­cias y algunas empresas privadas estén poniendo el foco en evitar el aumento descontrolado de esta chatarra, por ejemplo, con más normas para los lan­zamientos. De este modo se controla mejor la trayectoria de los nuevos sis temas en el espacio y se impiden las temidas colisiones.

La necesidad de generar datos obser­vacionales de satélites y desechos espa­ciales para la construcción y manteni­miento de un catálogo de objetos en órbita, ha propiciado que el TFRM y la SLR-ROA (Satelli­te Laser Ranging) colaboren activamente como sensores en proyectos de SST (vigi­lancia y seguimiento de ob­jetos en órbita) nacionales y europeos, en especial en el Marco de Apoyo EU SST, a través del cual se están pro­veyendo servicios españoles SST a la UE. Además, la par­ticipación en esta iniciativa europea SST ha sido clave para acceder a la financia­ción necesaria para llevar a cabo la renovación de la ins­trumentación que acomete el ROA en la actualidad.

En definitiva, el objetivo pri­mordial es que entre todas las instituciones se consiga detectar y tener vigilada la basura espacial, indepen­dientemente de su tamaño y de sus riesgos, para ela­borar un catálogo de todas las posibles amenazas para esta industria.

Foto: Momento anterior y posterior al impacto de un fragmento de basura espacial en el satélite Sentinel -1A.



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