La ESA pospone a septiembre las pruebas de los paracaídas de ExoMars
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La ESA pospone a septiembre las pruebas de los paracaídas de ExoMars

ExoMars. Foto ESA
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La Agencia Espacial Europea (ESA) se ha visto obligada a retrasar a septiembre las pruebas de caída a gran altitud de los paracaídas de la segunda misión ExoMars, originalmente programadas para mayo, como consecuencia de las restricciones de viajes por la pandemia del coronavirus.

Las evaluaciones tendrán lugar en Oregon (EEUU) y deberán demostrar la capacidad de los paracaídas principales para desplegarse suavemente desde sus bolsas y sostener las cargas de inflado sin rasgarse. Este tipo de pruebas requieren una logística compleja y condiciones climáticas estrictas para la seguridad del vuelo.

El ensayo consistirá en elevar los paracaídas, montados en un vehículo de prueba, a una altitud de casi 30 kilómetros con un globo de helio estratosférico. Alcanzada dicha altura, el vehículo iniciará la caída libre en condiciones de presión similares a la inmersión en la delgada atmósfera marciana.

Ya en 2019 se realizaron evaluaciones similares durante las que ambos paracaídas presentaron daños críticos.

Pruebas en tierra

 

Previamente, entre noviembre y enero, se llevaron a cabo seis pruebas en instalaciones que la NASA posee en California, en las que se comprobó la extracción limpia de los paracaídas de sus bolsas y sin daños por fricción.

Estas evaluaciones imitaron la velocidad de extracción que experimentarán los paracaídas durante la fase de descenso: un cañón de aire comprimido disparó la bolsa horizontalmente, liberando el paracaídas tal como sucederá durante el aterrizaje en Marte.

El líder del equipo de ingeniería de sistemas de naves espaciales ExoMars, Thierry Blancquaert, explica que “la extracción tarda una fracción de segundo” y asegura: "El plegado meticuloso de cada paracaídas dentro de su bolsa es esencial para garantizar un despliegue correcto”.

Los dos paracaídas son fundamentales para reducir la velocidad del módulo de descenso ExoMars antes de aterrizar en el planeta rojo. En solo seis minutos, el módulo pasa de alrededor de 21.000 kilómetros hora durante la entrada a la atmósfera a un aterrizaje suave en la superficie.

Otras mejoras

 

Los retrasos provocados por el coronavirus han permitido contar con mayores márgenes para reemplazos y reparaciones en el rover ExoMars Rosalind Franklin.

Entre las mejoras que se le realizarán al vehículo está el reforzamiento de sus paneles solares, en los que se detectaron algunas grietas tras las pruebas ambientales a las que se le sometió a principio de 2020.   

Además, los científicos aprovecharán el parón para reemplazar la caja electrónica secundaria del Analizador de Moléculas Orgánicas de Marte (MOMA), un instrumento capaz de detectar moléculas orgánicas e investigar el posible origen, evolución y distribución de la vida marciana.

Asimismo, el espectrómetro infrarrojo que analizará minerales en la superficie también podría reemplazarse por un modelo de repuesto con un mejor rendimiento.

Finalmente, se está actualizando el software de la cámara Close-Up Imager (Clupi) ubicada en la parte superior del taladro del rover, diseñada para adquirir imágenes en color y de alta resolución de las rocas y el suelo.

El científico del proyecto ExoMars de la ESA Jorge Vago asegura que "los instrumentos ya estaban en buen estado, pero haber encontrado el tiempo para hacer estas mejoras es fantástico para la misión científica en Marte".

 

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