Texus 59 fue lanzado el pasado viernes 15 de febrero, llevando a bordo dos experimentos de la Agencia Espacial Europea (ESA), Safari y T-REX; además de un experimento del Centro Aeroespacial Alemán (DLR), Topoflame.Safari tenía como objetivo estudiar el crecimiento de cristales que pueden conducir a mejoras en el desarrollo de fármacos para comprender mejor la función de moléculas importantes para la salud y la enfermedad, y soluciones agrícolas que protejan mejor los cultivos y mejoren el crecimiento de las plantas en la Tierra.
Alcanzó un tamaño de más de 26 millones de kilómetros cuadrados el 16 de septiembre, lo que lo convierte en uno de los mayores jamás registrados".Una erupción volcánica, la principal sospechosaLa variabilidad de su tamaño está determinada, cuentan los científicos, en gran medida por la fuerza de una banda de viento que fluye alrededor de la zona antártica, una consecuencia directa de la rotación de la Tierra y de las fuertes diferencias de temperatura entre las latitudes. Si la banda es fuerte, actúa como una barrera: las masas de aire ya no pueden intercambiarse, entonces quedan aisladas en las latitudes polares y se enfrían durante el invierno.Algunos investigadores especulan que los patrones inusuales de este año podrían estar asociados con la erupción del volcán Hunga Tonga-Hunga Ha'apai en enero de 2022. Sin embargo, es importante señalar que el impacto exacto en el hemisferio sur es un tema de investigación en curso, debido a la ausencia de casos anteriores en los que se inyectaran cantidades tan sustanciales de vapor de agua en la estratosfera en observaciones modernas. El director de misión, Claus Zehner, añade que "los fenómenos del agujero de ozono no se pueden utilizar de manera sencilla para monitorear los cambios globales en el ozono, ya que están determinados por la fuerza de los campos de viento regionales que fluyen alrededor de las áreas polares".Historia del cuidado de la capa de ozonoDesde la ESA explican que entre las décadas de 1970 y 1980, el uso generalizado de clorofluorocarbonos dañinos en productos como refrigeradores y latas de aerosol dañó el ozono en lo alto de nuestra atmósfera, lo que provocó un agujero sobre la Antártida.