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Japón encarga a Astroscale una demostración tecnológica para eliminar basura espacial a gran escala

Durante la primera, donde Astroscale también fue la elegida, la empresa se responsabilizó del diseño, fabricación, prueba, lanzamiento y operaciones de Adras-J, el primer intento por acercarse, caracterizar y estudiar de forma segura el estado de una pieza existente de escombros grandes basados en una investigación interna. La nave espacial está diseñada para reunirse, ejecutar operaciones de proximidad y recopilar imágenes para evaluar el movimiento del cuerpo del cohete y el estado de la estructura. Recientemente, la misión logró un hito técnico clave: la exitosa aproximación segura y controlada a un objeto de desechos espaciales no preparado a una distancia relativa de varios cientos de metros.

Japón entrega 80 millones de dólares a Astroscale para inspeccionar un satélite desaparecido

La subvención a cargo del Ministerio de Educación, Cultura, Deportes, Ciencia y Tecnología (MEXT) alcanza los 12.000 millones de yenes, unos 80 millones de dólares.La convocatoria se anunció en julio pasado y la compañía destacó en la categoría espacial por su proyecto Desarrollo y demostración de tecnologías y sistemas para retirar satélites y otros objetos de la órbita en el marco del tema Desarrollo y demostración de las tecnologías necesarias para la reducción de desechos espaciales.El programa gubernamental Investigación de Innovación para Pequeñas Empresas (SBIR) apunta a una misión que se divide en tres fases, donde la primera tiene una financiación de hasta 18 millones de dólares y que comienza este mes.

Astroscale desarrolla un sistema de recogida de basura espacial

Pero, en caso de fallo, cada uno de ellos se ha construido con un accesorio magnético o de agarre, para que una nave espacial de servicio pueda recoger y desorbitar activamente el satélite.Astroscale prevé ofrecer un servicio comercial con Elsa-M para los clientes que operan constelaciones de satélites en la órbita baja de la Tierra, proporcionando la tecnología y la capacidad para que el servicio en órbita forme parte de las operaciones rutinarias de los satélites en 2030.