Una sonda de la NASA orbitó Mercurio por primera vez en la historia

(infoespacial.com)  Washington.- La sonda de la NASA MESSENGER (Mercury Surface, Space Environment, Geochemistry and Ranging), que partió hace seis años y medio de la Tierra, logró adecuadamente en la órbita de Mercurio a las 01:09 UTC, después de reducir su velocidad de  aproximación. Es el primer satélite artificial que orbita este planeta, el más pequeño del Sistema. MESSENGER está en este momento a 46,14 millones de kilómetros del Sol y 155,06 de la Tierra, informó la agencia.

El vehículo, que ya había enviado información e imágenes del planeta durante la aproximación (ver foto), obtendrá a partir de ahora permanentemente datos de alta resolución de su superficie, durante un año terrestre. Las primeras imágenes se podrán ver a finales de mes, cuando se comiencen a probar los instrumentos de la sonda. La exploración comenzará oficialmente el 4 de abril, explicó Tony Carro, director de la misión.

La sonda va equipada de espectrómetros en varias bandas (rayos gamma, neutrones, rayos x), que permiten observar la composición tiene la superficie, un instrumento que mide el plasma, las partículas del espacio, un altímetro por láser y varias cámaras. “Es una misión muy completa” aseguró Carro, quien lleva involucrado en este proyecto más de 12 años y que ahora considera que ha llegado el momento “culminante” de esta labor.

Viaje muy complejo

Mercurio resulta uno de los planetas más difíciles de alcanzar e investigar ya que se mueve más rápido que la Tierra. Una nave debe desplazarse a unos 104.607 kilómetros por hora para alcanzarlo, enfrentándose además al calor del Sol muy próximo.

Para llegar, la sonda, lanzada en 2004, ha tenido que hacer el viaje de 7.900 millones de kilómetros en distintas etapas de aceleración. “Es difícil ponerse en la órbita de Mercurio a no ser que tengas un cohete muy potente, lo cual presentaría otros problemas, así que primero pasamos alrededor de la Tierra una vez, luego dos alrededor de Venus y tres alrededor de Mercurio para al final ir frenando hasta alcanzar la órbita” explicó Carro.

Para entrar en posición orbital, la sonda tuvo que hacer automáticamente una compleja  maniobra programada de aproximación. La MESSENGER ajustó su trayectoria, y reorientó sus antenas de largo alcance hacia la Tierra. Además, apagó todos los instrumentos de a bordo, para evitar interferencias, excepto el espectrómetro de rayos gamma, que permanece latente para asegurar la estabilidad térmica del sistema de refrigeración. Tras dos días de preparativos, a las 00:45 UTC  el motor principal fue activado durante 15 minutos para desacelerar la nave y permitir que fuera atrapada por  la atracción gravitatoria del planeta, entrando en una órbita elíptica, casi polar, cuya mayor aproximación se sitúa a unos 200 de la superficie y a 15.200 km en el punto más alejado. Esta gran elipse es necesaria porque la temperatura en Mercurio es muy alta y, aunque la sonda tiene un escudo protector, conviene que se aleje para enfriarse y luego se acerque para continuar con la captura de datos.

Datos a estudiar

Una antigua misión, la Mariner 10, pasó tres veces por Mercurio en los años setenta y proporcionó alguna información sobre el planeta. Sin embargo, “aún hay muchas preguntas que no sabemos, sobre su densidad, si tiene en el interior una parte sólida o una parte líquida y cuestiones sobre su campo magnético”, dijo Carro. “Una de las cosas que queremos saber es si hay agua en los polos” indicó. Según explicó las temperaturas varían mucho en Mercurio y puede ser que en un cráter muy profundo donde no penetre la luz del sol haya hielo.

“Es muy interesante saber cómo se originó el Sistema Solar. Los planetas parecidos a la Tierra, te dan mucha información sobre cómo progresó el mismo”, explicó Carro. De todos estos planetas, Mercurio es el más pequeño, el más denso, el que tiene la superficie más antigua, el que registra mayor variación diaria en la temperatura de su superficie y, hasta ahora, el menos explorado.