La ESA prolonga la misión Rosetta hasta septiembre de 2016
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La ESA prolonga la misión Rosetta hasta septiembre de 2016

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(Infoespacial.com) Madrid- La Agencia Espacial Europea (ESA) extendió este martes la misión Rosetta hasta septiembre de 2016. Los científicos de la agencia también señalaron que la misión podría finalizar con un aterrizaje de la sonda espacial sobre la superficie del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko.

La misión Rosetta se lanzó en 2004 y la nave espacial llegó al cometa en agosto de 2014. En este tiempo, la sonda ha estudiado los movimientos y propiedades de este astro. El 12 de noviembre de 2014, Rosetta desplegó sobre la superficie el módulo de aterrizaje Philae, que entró en hibernación después de 57 horas de operaciones científicas. Este artefacto ha despertado hace unos días y ha reestablecido la comunicación con la nave.

En un principio, la misión estaba programada para finalizar en diciembre de 2015, sin embargo el Comité de Programas Científicos de la ESA ha decidido continuar con la misión por un periodo adicional de nueves meses. En este punto, el cometa estará demasiado alejado del Sol para que funcionen de forma correcta los instrumentos científicos

El científico del proyecto Rosetta, Matt Taylor, afirmó que “esta es una noticia fantástica para la ciencia”. En este sentido, añadió que “vamos a poder controlar el declive de la actividad del cometa conforme nos alejamos del Sol y tendremos la oportunidad de volar más cerca del cometa para continuar con la recogida de datos únicos. Mediante la comparación de los datos de ‘antes y después’, comprenderemos mejor cómo evolución los cometas durante su vida”.

El cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko alcanzará el punto más cercano al Sol el 13 de agosto. La extensión de la misión permitirá continuar con el estudio del cometa tras el perihelio y ofrecerá a los científicos una visión más completa del aumento y disminución de la actividad a lo largo de su órbita. En este momento, el cometa está cerca de la línea de visión del Sol, lo que dificulta las observaciones desde los centros de la misión.

Nuevos retos

Tras el paso por el perihelio la actividad del cometa comenzará a disminuir, lo que permitirá a Rosetta volver a acercarse a su núcleo para estudiar cómo han cambiado sus propiedades durante su breve ‘verano’. Durante estas aproximaciones, también se tratará de localizar visualmente a Philae. Los posibles lugares de aterrizaje han sido fotografiados a una distancia de 20 kilómetros, pero las imágenes tomadas a 10 kilómetros del núcleo podrían ayudar a determinar con precisión dónde descansa este módulo.

En esta nueva fase de la misión, el equipo de control pondrá en práctica toda la experiencia adquirida operando en el complejo entorno del cometa para realizar nuevas maniobras, ligeramente más arriesgadas, entre las que destacarían sobrevolar la cara nocturna del cometa para observar la actividad del plasma, el polvo y el gas en esta región, y recoger muestras del polvo expulsado cerca del núcleo.

A medida que la sonda y el cometa se alejen del Sol, llegará un punto en el que el satélite dejará de recibir la energía solar necesaria para operar de forma eficiente y segura, similar a la situación experimentada en junio de 2011, cuando la sonda permaneció en hibernación 31 meses mientras completaba el tramo más remoto de su viaje, en las cercanías de la órbita de Júpiter.

Final del viaje

Por otra parte, Rosetta y el cometa volverán a estar cerca de la línea Tierra-Sol en octubre de 2016, lo que dificultará sus operaciones. Cuando esto ocurra, la sonda ya habrá agotado la mayor parte de su combustible, por lo que no tiene sentido volver a entrar en modo de hibernación. “Como estamos viajando junto al cometa, la forma más lógica de terminar esta misión es mandar a Rosetta hacia su superficie”, explica Patrick Martin, responsable de la misión Rosetta.

A este respecto, explicó que “todavía tenemos mucho trabajo por delante para poder confirmar si es posible terminar la misión de esta manera. Primero hay que ver cómo se encuentra la sonda tras el paso por el perihelio, y cómo se comporta en las inmediaciones del cometa, y luego trataremos de determinar en qué lugar de su superficie podríamos aterrizar”.

Si se llegase a desarrollar esta propuesta, la sonda pasaría unos tres meses descendiendo en espiral hacia la superficie del cometa. Durante este descenso, continuarían las operaciones científicas de la misión, lo que haría posible recoger nuevos datos a unas distancias sin precedentes.

Sin embargo, los científicos advierten de que es muy improbable que la sonda sea capaz de continuar su misión y de enviar datos a la Tierra tras aterrizar en el cometa, marcando así el final de una de las misiones de exploración espacial con más éxito de la historia.

Foto: ESA



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