El futuro del sector de la industria espacial española
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El futuro del sector de la industria espacial española

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Este 2019 es un año de importante para consolidar una actividad nacional en la que se deben acometer grandes retos que habrán de ser sostenidos y sostenibles en el tiempo

Es indudable que el año 2018 representó un momento muy importante en el devenir del sector espacial español, y por consiguiente también en su industria. Este impulso inicial debe tener su continuación durante el año 2019.

El lanzamiento del satélite ‘Paz’ y su puesta en operación en el otoño del pasado año, constituye el primer hito visible del Programa Nacional de Observación de la Tierra, que tendrá su continuación con el próximo lanzamiento del satélite ‘Ingenio’. El desarrollo de estos satélites, con sus tecnologías de radar y óptica, ha servido para capacitar a la industria española en tecnologías que, sin lugar a dudas, mejorarán sus posibilidades de participación en futuros programas espaciales.

Desde un punto de vista industrial también tiene mucha relevancia el hecho de que en 2018 la empresa GMV resultase adjudicataria del contrato para el mantenimiento y evolución del Segmento de Control en Tierra del Galileo (Galileo Ground Control Segment o GCS), auténtico buque insignia de la creciente actividad espacial de la Unión Europea. Se trata del mayor contrato firmado por el sector espacial español, y servirá para demostrar las capacidades de nuestra industria en contratos de un alcance que hasta el momento parecían vetados a la industria nacional, por sus dimensiones.

En el año 2018 se dio también inicio a uno de los programas más ambiciosos del sector espacial español: la renovación de las capacidades de comunicaciones gubernamentales de los satélites ‘Spainsat’ y ‘XTAR-EUR’, gracias al lanzamiento del programa Spainsat NG. Este programa, liderado por el Ministerio de Defensa e Hisdesat, cuenta con el total apoyo del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, que financiará su desarrollo mediante un préstamo de 750 millones de euros. Esta apuesta por parte del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo es muy relevante para apoyar el desarrollo de la industria española, ya que el programa asegura unos retornos industriales superiores al 40%, que desde luego servirán para que las empresas españolas mantengan su posición de liderazgo en el sector de las comunicaciones satelitales.

En un plano más institucional, pero con un gran impacto en la actividad industrial, es obligado referirse a la próxima conferencia ministerial de la ESA, que se desarrollará en Sevilla en el mes de noviembre. Durante esta Conferencia se espera que los países miembros se comprometan a aportar 14.000 millones en el periodo 2020-2026, y España ya ha anunciado que incrementará su participación en 701 millones. Esta cantidad será, sin lugar a duda, muy importante para mantener e incrementar la posición de la industria española en los programas de la ESA.

Tan importante como la cifra que se compromete es también en qué programas se hace. En ese sentido es primordial la labor que el CDTI realiza a la hora de identificar aquellos en los que la participación española tendrá mayor impacto y más retornos industriales. No debe olvidarse que un buen posicionamiento en las iniciativas de la ESA, que sirven como precursoras de programas de la UE (Copernicus, Galileo, SST, Govsatcom), permitirá a las empresas españolas participar con éxito en las licitaciones comunitarias de estos programas, en los que las reglas de georetorno ESA ya no se aplican.

El marco regulatorio de los programas de espacio de la Unión Europea también va a tener grandes cambios para el periodo 2021-2027, ya, que, durante 2019, deberá aprobarse el nuevo reglamento de espacio, que comprometerá 16.000 millones de euros para el desarrollo de los programas insignia de la UE, como el GNSS (Galileo y EGNOS), Copernicus, y en menor medida Govsatcom y SST. Una clara indicación del interés de la UE en el sector espacial es la creación de la Dirección General de Defensa, Industria y Espacio, que centraliza en un único punto programas que hasta ahora dependían de varias direcciones generales.

Es importante tener claras las diferencias de planteamiento del sector espacial entre la ESA y la UE. Mientras que para la primera el espacio es un fin, para la UE se trata de un medio para la aplicación de las políticas europeas. Por esta razón sus acciones y actividades deben ser complementarias, para asegurar la mayor eficiencia en las inversiones realizadas.

En el plano nacional es obligado mencionar la relevancia de la industria espacial dentro de las Directrices Generales de la Nueva Política Industrial Española 2030, presentadas en febrero de este año. Los diez ejes de acción de política industrial (digitalización, innovación, capital humano, regulación, tamaño y crecimiento empresarial, financiación, costes energéticos, logística e infraestructuras, sostenibilidad e internacionalización) tienen diferentes impactos en el sector espacial, pero me gustaría detenerme en dos de ellos que considero muy relevantes.

El capital humano, entendido como el talento, la educación y el grado de formación de las personas que determinan su productividad es el principal recurso para el progreso y el avance de una sociedad. Este hecho es especialmente relevante en el sector espacial, para el que es fundamental contar con profesionales formados y capaces, que aporten conocimientos y actitudes que favorezcan e impulsen el buen desarrollo de los proyectos empresariales.

Uno de los aspectos que debe orientar la política en materia de formación de capital humano es la suficiente especialización en las necesidades realmente demandas por la industria espacial. Junto a la necesaria especialización, será preciso el apoyo a la adquisición de competencias transversales, digitales y habilidades relacionadas con la capacidad de adaptación y aprendizaje, que son imprescindibles en un entorno cambiante.

En relación con el tamaño y crecimiento empresarial, en comparación con los países más importantes de la UE, las empresas españolas del sector espacial, y al igual que en otros sectores, adolecen de un menor tamaño. Esto determina que la participación en grandes programas sea mucho más difícil, por carecer de la dimensión y los recursos con los que cuentan sus competidores europeos. Por eso es muy importante cualquier iniciativa en el sector que permita el crecimiento de la dimensión de las empresas. En algunos casos será por medio de adquisiciones o fusiones, pero en otros la mejor solución puede ser la creación de consorcios para abordar grandes programas.

En este sentido, la próxima presentación de la Agenda Sectorial de la Industria del Espacio servirá para fijar el marco de actuación específico del sector para los próximos años.

No me gustaría terminar este artículo sin referirme a una de las inquietudes recurrentes del sector espacial español: la creación de una Agencia Espacial Española. Es conocido que otros países de nuestro entorno disponen de ellas (Francia, Italia, Alemania, Portugal), y una demanda recurrente del sector es que España debería dotarse de este organismo de coordinación. Aunque la creación de este ente independiente pueda ser un objetivo deseable, desde la SGIPYME (Secretaría General de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa) apostamos a corto plazo por la potenciación de los mecanismos de coordinación entre los diferentes ministerios y organismos, que han dado resultado en los últimos años.

Actualmente en España las competencias en temas relacionados con el espacio se encuentran distribuidas entre diferentes ministerios, como el de Ciencia, Innovación y Universidades, el de Defensa, el de Industria, Comercio y Turismo, el de Fomento y el Ministerio para la Transición Ecológica. Si ampliamos estas actividades a otros organismos también son imprescindibles el CDTI, el INTA, el IGN y la Aemet, por poner algunos ejemplos. Si consideramos también aquellos organismos que son únicamente usuarios de sistemas espaciales, deberíamos incluir a muchas más entidades (Interior, Agricultura, Asuntos Exteriores, etc.).

Aunque pueda percibirse que no existe coordinación entre las actuaciones de todos los ministerios y organismos, me gustaría poner algunos ejemplos de la forma en que las administraciones públicas están colaborando de manera habitual.

El primer ejemplo lo constituye el grupo interministerial de coordinación de la participación española en los programas europeos de navegación por satélite. Este grupo fue creado en el año 2013, y está presidido de forma rotatoria por los ministerios de Defensa, de Fomento y de Industria, y cuenta también con la participación de los ministerios de Interior, Hacienda, Economía y Empresa, Asuntos Exteriores, Presidencia y Ciencia, Innovación y Universidades. Gracias a este grupo interministerial y al grupo técnico horizontal que depende de él, fue posible que en el año 2018 la Comisión Europea se decidiese por España para el traslado del Centro de Monitorización de Seguridad de Galileo (GSMC), desde el Reino Unido, en competencia con las candidaturas de otros siete estados miembros. Esto demuestra la importancia del trabajo conjunto y coordinado, y representa un gran éxito para nuestro país.

El segundo ejemplo, y más reciente, ha sido la colaboración que, bajo la coordinación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, han desarrollado los diferentes departamentos ministeriales de cara a definir la posición española en las negociaciones del nuevo Reglamento Espacial Europeo. Ha sido un proceso de más de ocho meses (y todavía debe finalizarse cuando el nuevo Parlamento apruebe al Marco Financiero Plurianual 2021-2027) muy complejo, pero en nuestra opinión el resultado para los intereses españoles ha sido satisfactorio, a pesar de la dificultad de coordinar a un número tan grande de participantes nacionales (Defensa, Fomento, Industria, Asuntos Exteriores, Transición Ecológica, etc.). No debe olvidarse que el nuevo reglamento será único para todos los programas espaciales, a diferencia de lo ocurrido en el periodo 2004-2010, en el que existía una regulación específica para cada programa (Galileo y Egnos, Copernicus, SST y Govsatcom).

En resumen, me gustaría concluir destacando la importancia que tendrá el año 2019 para el desarrollo y consolidación del sector espacial español, pero sin olvidar el trabajo realizado en años anteriores, y destacando que los grandes retos que debe acometer esta actividad nacional deberán ser sostenidos y sostenibles en el tiempo.



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