Una retrospectiva del 'Ariane 6'
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Una retrospectiva del 'Ariane 6'

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Es difícil establecer una fecha de inicio de las actividades del proyecto Ariane 6, sus primeras discusiones se podrían enraizar ya en el éxito del actual lanzador Ariane 5, su intento de mejora Ariane 5 ME (Midlife Evolution) o los diversos proyectos de I+D agrupados en torno al 'FLPP (Future Launchers Preparatory Programme)' de la ESA.

Sin el ánimo de academizar sobre dicho inicio y con el objetivo de delimitar de alguna manera esta discusión, esta retrospectiva se remonta a 2012. Todavía sin tomar el nombre formal de Ariane 6, en marzo de ese año la ESA adjudicó a dos contratistas principales la realización en paralelo de un estudio llamado 'NELS (New European Launch Service)'. El objetivo del proyecto era presentar a la ESA propuestas innovadoras sobre como Europa podría mantener en el futuro el liderazgo en el mercado de lanzamientos de satélites, asegurando a la vez el acceso al espacio de los países miembros de la Agencia dentro de unos costes atractivos.

Este estudio exploraba nuevos conceptos de los lanzadores europeos englobando también el estudio de los modelos de negocio para el desarrollo, la producción y las operaciones de los mismos. El principal parámetro a minimizar eran los costes recurrentes de la puesta en órbita de las cargas útiles. Idealmente, esta investigación pretendía definir primeramente la solución óptima desde el punto de vista de dichos costes, para más tarde buscar el apoyo de los gobiernos europeos cuyas industrias hubieran sido incluidas en el estudio como contratistas para sacar adelante la solución identificada.

En la misma línea de la minimización de los costes, una prioridad del proyecto NELS era también eliminar la aportación gubernamental a la explotación del lanzador que actualmente se realiza para mantener su competitividad en el mercado.

Usando los resultados de NELS como punto de partida, la ESA empezó a recoger propuestas de la industria europea en julio de 2013 bajo la ronda Ariane 6 RFC (Request for Consolidation). La configuración identificada en NELS para el lanzador fue una PPH y suponía una alteración en el equilibrio industrial europeo de los lanzadores.

Las letras de este acrónimo (PPH) representan el tipo de propulsión empleada en los distintos módulos del cohete, P para la propulsión sólida y H para la líquida, en este caso hidrógeno líquido. El orden de los módulos del cohete en el acrónimo es el siguiente: primero tres boosters seguidos de un cuarto propulsor sólido como una segunda etapa y de la etapa superior de propulsión líquida. La idea de esta RFC era realizar los objetivos y resultados de NELS.

La participación no se limitó a la industria espacial tradicional sino que se recogieron ofertas de empresas de otros sectores. El rendimiento requerido para el nuevo lanzador en la cumbre interministerial de la ESA de noviembre de 2012 era de 6.5 toneladas en una órbita geoestacionaria (GTO por sus siglas en inglés).

Tras la evaluación de las ofertas presentadas en el marco de la RFC por la parte de la ESA, se invitó a las empresas industriales seleccionadas a la siguiente etapa del proceso para consolidar el nuevo lanzador. Para ello, en diciembre de 2013 tuvo lugar el Ariane 6 RFP (Request for Consolidation). En esta nueva serie de propuestas, la industria perfilaba con mayor detalle ciertos compromisos relativos a costes, prestaciones e hitos del proyecto, en los elementos del cohete para los que habían sido seleccionados previamente.

Los resultados de esta RFP llevaron a la adjudicación por parte de ESA de una serie de contratos para desarrollar fases de diseño preliminar del proyecto para las distintas partes o elementos críticos del cohete. Llegados a este punto, la Agencia también había seleccionado el contratista principal del cohete, actuando éste mismo como coordinador de los trabajos a realizar, siendo en cierta manera juez y parte en determinadas discusiones. Los trabajos de dichas fases preliminares (fases A) se desarrollaron durante el año 2014, especulándose con ser seguidas por fases de desarrollo subsiguientes.

En este contexto, diferentes actores del sector espacial en Europa empezaron a cuestionar la idoneidad de una configuración como la PPH, que ciertamente cambiaría el status quo industrial. Los operadores de satélites también terciaron en la discusión pública demandado una configuración que se adaptara a satélites de telecomunicaciones de una masa inferior a la actual. También abogaban por una reorganización del sector de los lanzadores en Europa.

En junio de 2014, el contratista principal del lanzador junto con el de los motores de propulsión líquida sorprendió a la ESA anunciando una nueva propuesta de configuración para el Ariane 6 y la creación de una empresa conjunta para el desarrollo del cohete, Airbus Safran Launchers. Este movimiento empresarial significaría también la compra de la participación francesa en Arianespace.

La nueva propuesta fue tomando forma tras meses de negociaciones cristalizando en la decisión de la ESA en diciembre de 2014 de seguir adelante con desarrollo del nuevo lanzador europeo en la forma de Ariane 62 y Ariane 64. Ambos estarían basados en una configuración PHH, dos o cuatro boosters de propulsión sólida, dependiendo de la versión del cohete, más una etapa inferior y una superior basadas en propulsión de hidrógeno líquido.

Una de las implicaciones de este nuevo escenario es el paso de desarrollar un lanzador a desarrollar una familia de lanzadores manteniendo prácticamente la fecha del vuelo inaugural invariable.

Los boosters usados en estas configuraciones aprovechan las sinergias con la presente evolución planificada del lanzador Vega. La etapa principal o LLPM (Lower Liquid Propulsion Module) está pensada sobre el motor Vulcain 2 de Ariane 5 y contiene oxígeno e hidrogeno líquido. La etapa superior o ULPM (Upper Liquid Propulsion Module) aprovecha previos desarrollos de tecnología de Ariane 5 ME y monta el motor de propulsión criogénica Vinci. Dicho motor puede proporcionar varias igniciones, hecho realmente relevante en la fase de vuelo balística de la etapa superior.

Con estas características, la familia Ariane 6 proporciona la flexibilidad demandada por los futuros clientes variando principalmente el número de boosters. El A62 será empleado fundamentalmente en lanzamientos de un único satélite, mientras que el A64 facilitará la puesta en órbita simultánea de dos satélites de una masa entorno a las 4.5 toneladas cada uno en una órbita GTO. Tanto los vehículos A62 como A64 tendrán una altura aproximada de 63 metros y un diámetro externo de las etapas criogénicas de 5.4 metros.

La ESA supervisa la arquitectura del segmento de vuelo y de tierra y la industria construye los lanzadores bajo el liderazgo del contratista principal con el papel de autoridad sobre el diseño. Los trabajos con la presente configuración empezaron en 2015 y actualmente en 2016 el desarrollo de las tecnologías necesarias para satisfacer los exigentes requerimientos demandados está en marcha.

Así mismo, el proceso para la adquisición de las infraestructuras, las herramientas y materiales ya ha comenzado. El hito del proyecto PIR (Program Implementation Review) ya ha tenido lugar y,los hitos relativos a las revisiones de los diseños de los diferentes subsistemas y partes del cohete se aproximan inexorablemente con la vista puesta en el comienzo próximo de la fabricación de los primeros componentes que se encuentran en el camino crítico del proyecto.

Los ambiciosos plazos marcados para la puesta en servicio, la continua reducción de costes exigida para mantener la competitividad y la necesidad de asegurar las prestaciones adecuadas que demande el mercado en las próximas dos décadas, hacen que los desafíos que esperan en el camino sean formidables y que solamente puedan ser superados con un acopio de liderazgo, una visión a largo plazo y un compromiso de disponibilidad para la negociación que en los tiempos actuales son tan necesarios como excepcionales de encontrar.



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