Loreto Moraga (Achide): "La NASA ha querido hacer cosas en Chile y no sabe con quién hablar" (Parte 2)

Viene de: Loreto Moraga (Achide): "Chile está incumpliendo los tratados espaciales que ha suscrito"

¿Con qué dificultades se han encontrado en el camino?

A falta de esa institucionalidad tenemos un Consejo Asesor Presidencial que hoy lo conforman cinco ministerios y lo preside el Ministerio de Ciencia. Hay uno muy comprometido, que es Defensa, a partir del cual se desarrolla, a través de la FACH, el SNSat, la columna vertebral de la actividad espacial en Chile. Pero no tenemos agencia y siendo el ministerio de Ciencia el competente legal para suscribir acuerdos no está dedicándole el tiempo suficiente ni adoptando decisiones en material espacial. Ni siquiera es un partícipe activo de foros internacionales o seminarios, como la Semana del Espacio en Sevilla. Los ministros del consejo asesor fueron invitados y no llegó ninguno, tampoco enviaron subsecretarios ni ningún funcionario. Con ese nivel de desacople, no priorizar que la presencia internacional es clave, porque el espacio es internacional por definición, es que quedamos ausentes. La Cancillería tiene sobre la mesa los Acuerdos de Artemis y no tiene ninguna posición oficial adoptada al respecto. Ahí está nuestro cuello de botella.

¿Qué oportunidades ha desperciado Chile?

La oportunidad de hacer proyectos colaborativos entre agencias espaciales. Muchas veces NASA ha querido hacer cosas en Chile y no ha sabido con quién hablar. Universidades de todo el mundo han buscado partners, esas oportunidades se han perdido y se han ido a otros países porque no encuentran un interlocutor. Sabemos que el Estado es disperso, no es un solo ente, sino que son muchísimos y como el espacio es tan transversal, los ministerios no toman el tema como suyo. Hasta la creación del Ministerio de Ciencia, el espacio en Chile vivió un "nomadismo jurídico", rotando por distintas subsecretarías porque nadie entendía que el espacio era su tema. Pero Ciencia es un ministerio nuevo, chiquitito, con poco presupuesto, entonces de nuevo se ha dispersado la cantidad de cosas que han tenido que hacer y no le han puesto el foco. Esto necesita mucha agilidad administrativa para coordinar distintos actores.

Presentación de Achide en el Clúster de la Industria de Defensa. Santander, noviembre 2023

¿Cómo se puede cuantificar esa inacción?

Hay al menos siete universidades que tienen proyectos satelitales, algunas llevan hasta tres años, pero no los han concretado por falta de fondos. Ahí es donde tenemos un vacío en la institucionalidad activa, funcional, eficiente y rápida que tome estas oportunidades y busque los enganches para los financiamientos. Pueden ser fondos internacionales, europeos por ejemplo. A partir de Sevilla, la Agencia Espacial Española (AEE) nos contactó para empezar a hacer la gestión y coordinar entidades chilenas en España para empezar a postular a estos fondos.

A pesar de todo Chile ha lanzado satélites, ¿esos intereses son de observación de la Tierra, Defensa, geopolíticos?

Los Fasat Charly son de observación y fueron lanzados por Defensa con un objetivo público, lo que subutilizó esa infraestructura. Ese concepto cambió radicalmente y hoy tenemos un SNSat, un programa satelital con una ambición de muy largo plazo y una mirada mucho más amplia que busca tener una infraestructura satelital en una primera etapa de observación con una constelación, que hoy es posible gracias al New Space. Vamos a contar con diez satélites cuyo contenido, cuya carga está disponible para que proyectos públicos, privados, nacionales e internacionales puedan estar dentro y ser lanzados por Chile, con un uso dual, tanto civil como de defensa.

La ministra de Defensa firma el convenio de desarrollo de centros espaciales regionales. Firma: Ministerio de Defensa de Chile

¿Cómo ves la posibilidad de que Latinoamérica tenga su industria espacial en conjunto, algo así como la ESA del cono sur?

El espacio requiere una gobernanza local a través de las agencias, pero también a nivel regional. En Europa lo entendieron muy bien, es la única forma de hacerle el peso a las grandes potencias. Hay un proyecto de agencia regional, la Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio (ALCE), que lleva varios años a la espera de tener el número suficiente de países miembros para poder activarse. Pero, como sucede mucho en Latinoamérica, las redes de colaboración están muy ideologizadas: dependiendo de qué países estén dentro, los que tengan un gobierno de otra tendencia no se meten. Es lamentable, porque el espacio tiene que prescindir de esa lógica, pero ALCE se ha ido afirmando con el tiempo. En su minuto, Chile fue invitado a participar, la Cancillería preguntó sobre esos temas y la verdad es que no estaba claro. Ante eso, los países, que tienen que tomar decisiones responsables, se abstienen.

¿Y hace falta, la ves necesaria?

Obviamente que nos hace falta en Latinoamérica, pero es importante que no sea un elefante blanco, un edificio vacío. Hemos tenido malas experiencias en ese sentido y no nos podemos equivocar para no perder este momento del desarrollo del New Space. Una agencia regional tiene que ser muy funcional y su gobernanza tiene que ser clara: si los votos son iguales para todos los países miembros o, por ejemplo, si van a pagar más los que tienen mayor desarrollo espacial. Todo eso tiene que estar definido.

¿Cuáles serían las ventajas o las oportunidades de contar con una agencia regional?

Ciertamente, aprovechar los conocimientos que ya existen a nivel regional. O sea, Argentina y Brasil son dos países que lideran, por lejos, la actividad espacial en Latinoamérica, ambos ya tienen capacidades de lanzamiento. Argentina tiene empresas de clase mundial que son, incluso proveedores de la NASA, como Satellogic. Todo ese conocimiento, esa infraestructura, se podrían usar no sólo por esos países, sino que a nivel regional. Luego, están México, Colombia y Chile que tienen actividad espacial y están muy entusiasmados por entrar. Chile va a tener una infraestructura, el Centro Nacional Espacial y los satélites van a tener disponibilidad para llevar, incluso, proyectos de países de la región.