El cohete chino y su reentrada a la Tierra qué es verdad y qué no
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El cohete chino y su reentrada a la Tierra qué es verdad y qué no

Long March 5B. Foto CASC.
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China lanzó al espacio el 29 de abril su cohete Long March 5B con el primero de los módulos que integrarán la nueva estación espacial china. Ahora, ha saltado la noticia de que este mismo cohete se ha descontrolado en el espacio y que se estrellará contra la Tierra. Pero ¿qué es cierto sobre esto? Desde Infoespacial.com hemos recabado toda la información de la comunidad científica para saber qué es lo que está pasando realmente.

En una misión espacial, cuando un cohete se lanza al espacio algunas de sus etapas se separan del sistema y reingresan a la Tierra, desintegrándose al entrar en la atmósfera y cayendo siempre en sitios controlados e inhabitados, como un océano. Por lo que, la primera verdad es que lo que reingresaría al planeta serían trozos del cohete y no el cohete al completo, como han informado algunos medios españoles.

Las principales agencias espaciales internacionales y los organismos de defensa de algunos países están usando sus radares para poder identificar dónde se encuentran esos trozos del Long March 5B y poder saber dónde caerá realmente. “El Comando Espacial de EEUU está al tanto y rastrea la ubicación del Long March 5B en el espacio, pero su punto de entrada exacto a la atmósfera de la Tierra no se puede identificar hasta unas horas antes de su reentrada”, explica el portavoz del departamento de Defensa de EEUU, Mike Howard. Con esto también se confirma que la posibilidad de que los trozos impacten contra Madrid, como han publicado los medios, es ínfima.

"La probabilidad de que caiga en Madrid es tremendamente pequeña"

 

En este momento se sabe que la inclinación orbital de la etapa central del Long March 5B es de 41,5 grados, lo que significa que el cuerpo del cohete podría aterrizar a latitudes tan al norte como las ciudades de Nueva York, Madrid y Beijing, y tan al sur como Chile y Wellington, Nueva Zelanda. Pero esto no quiere decir que esas localidades sean los lugares marcados en los que pueden caer los escombros espaciales, sino que delimitan una franja que rodea todo el globo y que es susceptible de recibir los restos. Los astrónomos han indicado que “en la mayoría de los casos, este tipo de cuerpos normalmente cae en los océanos, que suponen el 70% de la superficie terrestre”. Además, el astrofísico del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), José María Madiedo, ha detallado que “la probabilidad de que los restos caigan en Madrid es tremendamente pequeña, casi nula. Los restos del cohete pueden precipitarse en cualquier parte del mundo, dentro de una franja que supera los 40 grados a norte y sur del ecuador terrestre. Teniendo en cuenta que aproximadamente el 70% de esa franja de la Tierra está cubierta de agua, el escenario más probable es que la caída tenga lugar en el mar”.

Por otro lado, en caso de que los restos alcancen la Tierra, estos se desintegrarían durante su reentrada en la atmósfera. Así lo ha explicado el ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque. “La mayoría de los restos del cohete que lanzó el módulo de la nueva estación espacial china se desintegrarán durante su reentrada en la atmósfera”. Además, Duque ha indicado que “España está proporcionando datos de su radar en la base de Morón de la Frontera (Sevilla) al consorcio encargado de realizar el seguimiento del cohete”.

Por su parte, el jefe de la Oficina del Programa de Seguridad Espacial de la Agencia Espacial Europea (ESA), Holger Krag, ha declarado que “una masa media de unas 100 toneladas vuelve a entrar en la atmósfera de forma incontrolada cada año. Siempre es difícil evaluar la cantidad de masa superviviente y el número de fragmentos sin conocer el diseño del objeto, pero una regla empírica razonable es que sobrevive alrededor del 20-40% de la masa seca original”.

Un cohete desarrollado para un único objetivo

 

El cohete Long March 5B ha sido desarrollado para lanzar al espacio los componentes de su nueva estación espacial. China ha anunciado que planea diez lanzamientos más hasta 2022. En un vuelo de prueba en 2020 también se observó cómo la etapa central alcanzó la velocidad orbital, e informes posteriores indicaron que unas 20 toneladas de escombros sobrevivieron a la reentrada y aterrizaron en el océano Atlántico, a la altura de Costa de Marfil.

El experto del centro de Astrofísica de la Universidad de Harvard, Jonathan McDowell, ha explicado que “el riesgo de que haya algún daño o de que golpee a alguien es bastante pequeño. La probabilidad es ínfima. No perdería ni un segundo de sueño por esto como una amenaza personal”.

Los restos de los lanzamientos de cohetes chinos desde puertos espaciales interiores raramente han caído dentro de zonas habitadas. Además, China ha tomado precauciones para no causar daños con la caída de escombros del cohete.

Sin embargo, desde algunas organizaciones aeroespaciales han planteado que, más allá del riesgo humano, la humanidad debería tener presente los perjuicios medioambientales, ya que la reentrada puede ser altamente contaminante.

 

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