Responsables de la NASA y la ESA se reúnen esta semana para decidir el futuro de la misión Exomars

(infoespacial.com) París.- El  administrador de la Agencia Espacial Estadounidense (NASA), Charles Bolden, y el director general de Agencia Espacial Europea (ESA), Jean-Jacques Dordain, se reunirán esta semana y  partir de hoy lunes en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, durante el Congreso Internacional de Astronáutica, para resolver el futuro de la misión Exomars.

A lo largo de la semana, Bolden y Dordain deberán decidir si habrá un sólo lanzamiento en 2018 con el rover de la NASA-ESA, o si mantendrán la fecha de lanzamiento en 2016, a pesar de la incertidumbre con respecto a los lanzadores. En este sentido, los responsables de ambos organismos han comentado estos días la posibilidad de “reducir el presupuesto la misión a Marte, como consecuencia de los últimos recortes de la NASA”, según explicó el viernes un alto funcionario de la ESA, citado por el portal especializado estadounidense Space News..

Técnicos de la NASA han anunciado durante estas últimas semanas que la agencia norteamericana no podrá proporcionar a la ESA un cohete Atlas 5, tal y como estaba previsto, para el lanzamiento de la misión europea a Marte. Esta decisión probablemente obligará a la cancelación del lanzamiento en 2016, si la ESA no logra garantizar un cohete ruso Protón que la Agencia Espacial Rusa, Roscosmos, cedería “como parte de un esfuerzo de cambio que no aún ha sido negociado”, según explicó en una entrevista el gestor de proyectos de la ESA, Thomas Passvogel.

“La ESA ha invertido más que la NASA en la misión Exomars, pero la parte estadounidense esperaba que proporcionan varios experimentos científicos para la nave. La ESA se ha comprometido a continuar el trabajo de financiamiento del orbitador de 2016, a través de un consorcio industrial liderado por Thales Alenia Space de Francia e Italia hasta final de año”, explicó Passvogel.

Según los informes de la ESA, Exomars costaría 850 millones de euros (1360 millones de dólares) sin la participación de la NASA (Con un solo lanzamiento). La mayor parte de esos fondos ya han sido pagados por los contratistas y subcontratistas, que ya compraron la materia prima necesaria para el desarrollo de los instrumentos y el rover.

Si hubiera un sólo lanzamiento, la ESA se encargaría de la integración de la carga de telecomunicaciones en la nave espacial, trasladando el rover a Marte como parte de lo que Passvogel denomina "una etapa de crucero mejorado." Esa etapa permanecería en la órbita marciana y serviría como enlace de comunicaciones para el vehículo marciano en la superficie del planeta.

La decisión de esta semana se presentará para su aprobación a los 19 miembros de la ESA durante una reunión del Consejo de Gobierno de la agencia los próximos días 12 y 13 octubre, según reveló  el portavoz de la ESA. Si es aprobado, el informe deberá dirigirse al Comité de Política Industrial de la ESA, para su aprobación definitiva a finales de este año o principios de 2012.

“Si la ESA encuentra un cohete alternativo, el programa podría ser reinsertado, en función de las consecuencias presupuestarias”, concluyó Passvoge.

Indecisión por parte de la NASA

La ESA y la NASA acordaron  a mediados de 2009 una colaboración precedente en la exploración de Marte. Según lo acordado entonces, habría una misión de dos lanzamientos a bordo de cohetes Atlas 5 de la NASA, en 2016 y 2018. En abril, la NASA informó que “no podría permitirse el lujo de ofrecer un vehículo de fabricación estadounidense de la misión de 2018”. En ese momento, las dos partes negociaron unir fuerzas en un vehículo común para el lanzamiento de 2018.

Esta decisión alivió, por una parte, la presión en el presupuesto para ambos organismos, pero también significó nuevos problemas para la ESA, ya que algunos de sus gobiernos, en particular Gran Bretaña, había financiado ExoMars “en el supuesto de que su industria nacional aportara gran parte del trabajo del rover”.

En la ESA, ExoMars se considera un solo programa, a pesar de que incluya dos lanzamientos. Como las decisiones en cuanto a  la división del trabajo para el rover no habían sido resueltas en verano, la ESA se vio obligada a detener los trabajos en la misión de 2016, hasta que las principales decisiones sobre el rover de 2018 se resolvieran.

En este sentido, la ESA solicitó a la NASA durante el verano pasado para la garantía escrita de que la agencia estadounidense “continuaría hasta el final de la misión de 2018”. Bolden no fue capaz de ofrecer tales garantías en junio, pero aseguró que trataría de hacerlo a mediados de septiembre. Esa fecha también llegó y no hubo confirmación por parte de la NASA. Desde julio, la evaluación de la NASA de las perspectivas de su presupuesto para la misión de Marte ha empeorado.

Según Passvogel, “durante las negociaciones entre las dos agencias en agosto y principios de septiembre, la NASA informó a la ESA que, para ahorrar dinero en la compra de un cohete Atlas para la misión de 2016, la ESA no podría llevar su módulo de entrada, descenso y aterrizaje a bordo”. Más recientemente la NASA anunció que “no podría proporcionar ningún cohete Atlas para la misión de 2016”.

El Comité de Política Industrial de la ESA ha sido incapaz de aclarar las dudas con respecto al financiamiento de ExoMars en junio, debido a la confusión sobre el trabajo del rover y la falta de señales definitivas por parte de la NASA.

El peso de la nave espacial que volará a Marte en 2018 se calcula en torno a 3.600 kilogramos, lo que pondría a prueba los límites de lo que un Atlas 5 puede cargar. Esto genera dudas sobre la posibilidad de que la misión de 2018 pueda transportar los instrumentos científicos que la ESA tenía la intención de poner en órbita en 2016.

La NASA ha asegurado en un comunicado que ha estado trabajando con la ESA durante las últimas semanas "para determinar la mejor manera de cumplir con nuestros objetivos de los programas de común acuerdo, dentro de las limitaciones presupuestarias de ambas partes”.

Esta misión tiene una notable importancia para la industria sectorial española, que participa (como se explica en documento adjunto) en varios subprogramas. Desde las primeras dudas surgidas a raiz de las limitaciones presupuestarias de la NASA, las compañía españolas han mostrado su preocupación, aunque han sido muy discretas y positivas en sus comentarios.

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