El Space for Earth y la implementación del Acuerdo de París
Firma Invitada >

El Space for Earth y la implementación del Acuerdo de París

Space for earth
Space For Earth. Foto: ESA
|

Los datos e imágenes generadas por satélites nos permiten tener una visión nítida sobre aquello que sucede en la Tierra. La observación terrestre (Earth ObservationEO) es la aplicación espacial que permite hablar del puente que une el uso del espacio con la sostenibilidad en la Tierra. Esta concreta aplicación tiene diferentes utilidades, desde analizar la evolución de gases efecto invernadero en la Tierra, hasta proporcionar información vital a las autoridades públicas en caso de desastre natural. 

El uso de la observación terrestre aplicado a la sostenibilidad terrestre implica la producción normativa de políticas de mitigación y adaptación eficaces y concretas para tratar un determinado problema medioambiental en la Tierra. Por ejemplo, los datos por satélite validarán las políticas de lucha contra el cambio climático a través de la verificación de las emisiones de cada país según el Acuerdo de París de 2015.

En este sentido, la EO facilita la correcta implementación del derecho internacional del medio ambiente y del cambio climático. ¿Qué quiere decir esto? La EO sirve para identificar la pérdida de la biodiversidad (Convenio sobre la Diversidad Biológica, 1992), actividades ilegales que causen una sobreexplotación y contaminación de las Zonas de la Alta Mar (Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, 1982), observar la evolución de los incendios y la deforestación (Acuerdos EU y otros países), o el vertido de petróleo sobre el mar.

En particular, uno de los grandes logros y éxitos que ha proporcionado la EO y la tecnología espacial es la identificación de la reducción del agujero en la capa de ozono y la elaboración del Protocolo de Montreal de 1987. A mediados de 1980 científicos británicos descubrieron que había concentraciones de niveles de ozono inferiores en la Antártida. No fue hasta 1987 cuando científicos del NOAA corroboraron estas mediciones, descubriendo una reducción en la capa de ozono, a través del uso de datos por satélites, entre otros. 

Como reacción a estos hechos, se redactó el Protocolo de Montreal en 1987, debido a las consecuencias negativas de la reducción de la capa de ozono sobre el calentamiento del planeta y sobre las personas (por ejemplo, cataratas o cáncer de piel). Desde entonces, se ha estado analizando la evolución de los niveles de ozono a través de la tecnología satelital. La EO ha corroborado el éxito del Protocolo de Montreal que ha evitado un aumento de la temperatura global del planeta de 0,5º C y reducido el agujero en la capa de ozono. El logro del Protocolo de Montreal ha evitado una catástrofe climática, puesto que según datos de la ESA nos encontramos ante un aumento de la temperatura global de 1,1º C.

Por lo tanto, las aplicaciones de la EO conectan la sostenibilidad y el derecho internacional del medio ambiente con el uso del espacio. Un ejemplo claro de ello se refiere a la correcta implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (SDG) establecidos en la Agenda 2030. Los SDG son la máxima expresión del concepto de principio de desarrollo sostenible medioambiental. Estos objetivos integran diferentes referencias a fuentes energéticas sostenibles, acción por el clima, o agua saludable. 

Sin lugar a dudas, los SDG y la Agenda 2030 (que no es un instrumento jurídico-internacional vinculante) sitúan la protección del medio ambiente como un pre-requisito para el correcto funcionamiento de todos los SDG. Esta referencia se hace latente en el Informe del 2022 de Naciones Unidas sobre el estado actual de la Agenda 2030. En este documento se pone en cuestión el correcto cumplimiento de los SDG para 2030, debido a diferentes crisis (por ejemplo, crisis de refugiados, dos mil millones de personas viviendo en territorios en conflictos armados, crisis económicas), que se verán agravadas por el cambio climático, al que denomina efecto multiplicador del resto de crisis.

En este contexto, la tecnología espacial puede ayudar a implementar el correcto funcionamiento de los SDG¿Cómo? En primer lugar, los datos espaciales sirven para crear modelos climáticos, predecir épocas de mayor temperatura, inundaciones, etc.; esto permitirá innovar tecnológicamente en el campo de la agricultura, creando cultivos más resistentes ante condiciones climáticas y temporales más extremas. 

En segundo lugar, la tecnología espacial sirve para reducir la brecha digital entre las zonas rurales y no rurales, reduciendo la intrapobreza (en el mismo país) e interpobreza (entre distintas clasificaciones de países). 

En tercer lugar, el uso del espacio dispone de serias aplicaciones en el campo de la salud, ayudando a predecir brotes de diferentes tipos de enfermedades. 

En cuarto lugar, la gestión de desastres naturales y crisis humanitarias. La información procedente del uso de satélites es vital cuando existe un desastre natural (por ejemplo, el volcán de Cumbre Vieja de La Palma en 2021) ayudando a las autoridades públicas actuar rápidamente. En cuarto lugar, la EO tiene una gran utilidad en la gestión de recursos naturales, identificando zonas con mayor densidad (o pérdida) de biodiversidad, deforestación ilegal, incendios forestales, entre otros.

Un caso particular de aplicación de la tecnología espacial en el correcto desarrollo de los SDG es la crisis humanitaria de Yemen. Desde el año 2014, existe un conflicto armado en Yemen, lo que ha provocado el colapso en el sistema sanitario y de saneamiento del agua del país. A esto se le añade que en el año 2016-2017 estalla un brote de cólera que ya se ha cobrado 4.000 víctimas y 2,5 millones con sospecha de infectados. 

Como reacción a esta gran crisis humanitaria que vive Yemen, la NASA elaboró en el año 2018 un Sistema de Modelaje de Predicción del Cólera a través del uso de datos de la NASA sobre la temperatura del aire, precipitaciones y la densidad de población en el país. Este mapa muestra las zonas con mayor predisposición de sufrir un brote de cólera. La precisión de este modelo es del 92%, siendo eficaz puesto que dichos datos se ofrecen a las autoridades públicas del país con la finalidad de actuar sobre esos posibles focos.

Aunque la aplicación de la EO (y datos por satélites) es relevante en el correcto funcionamiento de los SDG, obtiene un papel protagonista en la implementación del Acuerdo de París de 2015. Este acuerdo tiene como objetivo limitar el aumento de la temperatura global del planeta a 2ºC y perseguir todos los esfuerzos para limitarla a 1,5ºC. Junto a este objetivo, el Acuerdo de París propone conseguir las cero emisiones netas para el año 2050. ¿Cómo se consigue esto? A través de las National Determined Contributions (NDC) que son los compromisos de reducción de gases efecto invernadero de cada país. 

En la actualidad, los informes del IPCC (actualizados a 2023) no son muy optimistas; el ser humano se dirige con toda probabilidad hacia un aumento global de la temperatura del planeta de 1,5ºC en las dos próximas décadas, y un calentamiento global de aproximadamente 3ºC hacia final de siglo. Ante esta situación crítica de catástrofe climática, el uso de la tecnología espacial es vital para implementar correctamente los objetivos del Acuerdo de París. Al respecto, la tecnología espacial se puede aplicar de diferentes formas para ayudar a combatir el cambio climático e implementar los objetivos del Acuerdo de París

En primer lugar, la tecnología espacial posibilita el análisis de la evolución de gases efecto invernadero en la atmósfera así como la capacidad de los sumideros naturales (superficie arboladas) y los cambios en los ecosistemas naturales. 

Por otra parte, a través de los datos obtenidos por tecnología espacial, pueden elaborarse modelos climáticos y también predecir cambios en el tiempo, lo que mejora la capacidad de adaptación de los Estados. 

El tercer aspecto se refiere a que a través de la EO podemos validar las políticas nacionales de mitigación de gases efecto invernadero de cada país y observar si cumple con sus NDC. Desde un punto de vista tecnológico, existen diferentes innovaciones para mitigar el cambio climático; una de ellas es el próximo sistema diseñado por la Agencia Espacial Europea denominado Copernicus Anthropogenic Carbon Dioxide Monitoring, que busca oportunidades de reducción de CO2 antropogénico en áreas urbanas altamente pobladas, plantas de generación de electricidad o campos de gas y petróleo, entre otros; de tal forma que identifica oportunidades para reducir emisiones CO2.

En este contexto, el uso de datos espaciales proporciona una transparencia prácticamente al 100% sobre los objetivos nacionales de reducción de gases efecto invernadero bajo el Acuerdo de París. El nuevo modelo apoyado por la ESA, Reccap-2 Project, permite analizar las NDC y aquello que los Estados prometen reducir. Por lo general, este modelo utiliza estimaciones por satélite de CO2 y CH4 atmosférico, y lo combina con estimaciones NO2 in situ y el “movimiento” de la capacidad de los sumideros de absorción de gases efecto invernadero. 

En consecuencia, el Reccap–2 parece obtener una imagen dinámica sobre la evolución real en las emisiones de gases efecto invernadero de un país. ¿Cuál es el problema? A diferencia del Reccap–2, el sistema de las NDC es un modelo estático que refleja las estimaciones del sector económico de los países (por ejemplo, usa estadísticas nacionales en función de los criterios del IPCC); esto quiere decir que apenas se refleja las épocas que más puedan afectar a la emisión de gases efecto invernadero, como por ejemplo, la deforestación, incendios, épocas de sequías, etc.

El modelo Reccap–2 ha demostrado serias divergencias entre las emisiones que los países reportan y aquellas que en la realidad se están emitiendo. Esto supone un serio problema, puesto que pueda invalidar la gran parte de los esfuerzos de políticas de mitigación y adaptación bajo el Acuerdo de París (por ejemplo, si los países están reportando cantidades muy inferiores de emisiones respecto a la auténtica realidad las actuales políticas de mitigación serían insuficientes). Este problema también ocurre con los sumideros de los países; en este caso, los Estados están reportando cantidades de sumideros inferiores a las existentes. 

Así, la tecnología espacial (a través del sistema Reccap–2 ) es un instrumento eficaz para validar las políticas nacionales de reducción de gases efecto invernadero e implementar de forma eficaz y real los objetivos del Acuerdo de París.

En conclusión, el uso del espacio ultraterrestre implica implementar correctamente el derecho internacional del medio ambiente y del cambio climático, a través del aumento de la transparencia en los compromisos políticos y jurídicos de cada país. El Acuerdo de París de 2015 es el instrumento jurídico internacional cuya principal función es mitigar el cambio climático y evitar una catástrofe climática. El uso de la tecnología espacial facilita la implementación de los objetivos del Acuerdo de París, así como la transparencia en las NDC. En el año 2025, los Estados deberán de emitir sus nuevas NDC; es entonces, cuando se podrá observar si los países se apoyan cada vez más en la tecnología espacial para renovar sus compromisos con el clima, y por tanto dictar políticas climáticas más acertadas.



Los comentarios deberán atenerse a las normas de participación. Su incumplimiento podrá ser motivo de expulsión.

Recomendamos

Lo más visto