El centro del sector espacial español
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El centro del sector espacial español

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La Comunidad de Madrid (y an­tes de su constitución, la pro­vincia de Madrid) no ha sido un protagonista de relevancia en las primeras etapas de la industria­lización española. Por razones geográficas, las distancias hacia los yacimientos de materias pri­mas, la falta de un puerto ma­rítimo y la escasez de capital hicieron que nuestra región no resultase competitiva para los sectores industriales de corte convencional. Por este motivo, industrias como la química, la farmacéutica, los hidrocarburos o la metalurgia no han arraigado aquí. No obstante, las exigen­cias de los sectores industriales han ido pivotando de manera creciente hacia la provisión de productos y servicios orientados a la ingeniería y al conocimiento, y el valor añadido ha visto decre­cer su dependencia de las mate­rias primas convencionales y de su correspondiente logística de transporte pesado.

En la actualidad, la industria es cada vez más dependiente de las nuevas tecnologías, y éstas a su vez de tres factores fundamenta­les: el capital humano, las redes de comunicaciones y la interna­cionalización. Es una apertura a nuevos horizontes. Y preci­samente, la competitividad de nuestro sector industrial (a igual­dad de otros factores, como los costes energéticos, la regulación o la fiscalidad, que son mayori­tariamente responsabilidad de la Administracion General del Es­tado) encuentra su fortaleza en este cambio de paradigma. Por­que nuestra comunidad es una de las más potentes de España en estos tres pilares.

Tenemos un tejido educativo abierto, competitivo y de la más alta calidad en ciencias e inge­niería. Contamos con una región bien dotada de redes de comuni­caciones, tanto para la logística y el transporte como de telecomu­nicaciones, si bien éstas deben adaptarse a los nuevos estánda­res y dotarse de mayor capilari­dad. Por último, Madrid es un centro de excelencia de empre­sas líderes en ingeniería y tecno­logía y un centro de primer nivel para muchas multinacionales.

El tercer factor es la acción exte­rior. La búsqueda de oportunida­des a nivel europeo y, entre otras opciones, la participación en los grandes programas y proyectos europeos.

En particular, Madrid es una re­gión líder en varios sectores de la mayor importancia estratégi­ca, como las telecomunicacio­nes y la aeronáutica. En parte aprovechando como palancas de desarrollo los precedentes, la Comunidad de Madrid se ha convertido también en el centro del sector espacial español.

En Madrid se concentra más del 90% de la industria espa­cial española por facturación. Es la sede de dos operadores de primer nivel mundial: Hispasat en telecomunicaciones civiles e Hisdesat en las de defensa. Ambos, con programas de gran ambición. Por ejemplo, además de los proyectos nacionales, His­desat lidera el proyecto europeo Govsatcom, uno de los más im­portantes puestos en marcha por la EDA (Agencia Europea de De­fensa) dentro de su estrategia de defensa europea.

En Madrid tiene la Agencia Euro­pea del Espacio (ESA) el Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC). ESAC aloja los Centros de Operaciones Científicas de las misiones de Astronomía y del sis­tema solar de la ESA, así como sus archivos científicos. Asimis­mo, en Cebreros (Ávila), junto a Madrid, la ESA tiene una esta­ción para el espacio profundo. La Comunidad ha puesto en mar­cha conjuntamente con la ESA el Esabic (Centro de Incubación de Empresas de la Agencia Espacial Europea) de Madrid para apoyar las ‘start-ups’ tecnológicas del sector del espacio.

Además, Madrid alberga el Complejo de Comunicaciones con el Espacio Profundo de la NASA (Madrid Deep Space Com­munications Complex o MDSCC) situado en Robledo de Chave­la. Otro centro de referencia es el propio INTA, que aloja, entre otras instalaciones, el Centro de Astrobiología (financiado en par­te por la propia Administracion regional) y el nuevo centro de seguridad de Galileo.

En Madrid están varias de las uni­versidades más importantes de España en este sector, como la Universidad Complutense y la Autónoma de Madrid en cien­cias, y la Politécnica de Madrid y la Carlos III en ingeniería. La excelencia de estos centros per­mite al ecosistema industrial madrileño ser altamente compe­titivo en recursos humanos muy cualificados.

Otras iniciativas que colocan a nuestra región entres las líderes de Europa se encuentran a caba­llo entre la defensa, el espacio y las telecomunicaciones. Exceden de este artículo y se ven refle­jadas en otras contribuciones a este número especial.

Todo ello hace que Madrid pue­da ser considerada como una región aeroespacial de primer nivel en Europa. Pero los pro­gramas que sostienen este tipo de industria son siempre de ca­rácter multinacional y principal­mente europeos. Son muy pocos los grandes proyectos en estos sectores que pueden asumirse en solitario. Por eso, la participa­ción en los programas europeos se convierte en una estrategia clave.

La Administración regional pre­tende en esta legislatura que ahora comienza dar un nuevo impulso a esta participación de empresas y entidades de la re­gión en los programas europeos de gestión directa, y apoyarlas en su búsqueda de oportuni­dades de creación de sinergias con otros actores españoles y europeos.

La Dirección General de Coope­ración con el Estado y la Unión Europea afronta el reto de in­crementar significativamente esta participación en los pro­gramas europeos, para contri­buir a reforzar este importante ecosistema.



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