Felicitaciones al director de la AEM
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Felicitaciones al director de la AEM

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Rodolfo Neri Vela (primer astronauta mexicano) / Diario El Universal, México.-

Todo Comenzó hace 31 años, en 1980. Recientemente, había concluido mi doctorado y mi posdoctorado en la Universidad de Birmingham, Inglaterra, y estaba a punto de hacer mis maletas para radicar y trabajar en Cuernavaca, Morelos. Aún en construcción, el recién creado Instituto de Investigaciones Eléctricas (IIE) era imponente, y en él iniciamos nuestras labores profesionales de investigación, muchos doctores jóvenes que acabábamos de regresar al país, con los últimos conocimientos del momento y con grandes deseos de triunfar y comernos el mundo.

Fui nombrado responsable de dirigir el grupo de microondas y satélites, bajo la dirección de un entrañable amigo: el maestro José Ángel Tovar. En otro de los grupos de Pepe, quien fue muy visionario y entusiasta en su trabajo como líder, estaba el de fibras ópticas, algo muy nuevo y quizá único en México en esa época; este segundo grupo lo dirigía Francisco Javier Mendieta Jiménez, recién llegado de sus estudios doctorales en Grenoble, Francia. Los dos habíamos sido becarios y, en ocasiones, conversábamos sobre el futuro real de los satélites y las fibras ópticas; cada quien defendía su territorio.

Javier me aseguraba que los satélites estaban en sus últimas o que perdían terreno, porque las fibras ópticas tenían mayor capacidad para transmitir información, retrasos insignificantes, menos riesgo en su instalación, etc. Yo respondía, en buena lid, que los satélites siempre estarían presentes, porque había aplicaciones muy específicas en las que las fibras ópticas sólo podrían ser complementarias, como las comunicaciones móviles, los sistemas tipo GPS, la TV directa a zonas alejadas o poco pobladas (donde a los empresarios de cable no les importaba invertir) , la percepción remota de la Tierra, etc. Ambos teníamos razón en muchos aspectos y el tiempo nos lo ha demostrado. Claro que entonces éramos muy jóvenes y nos esperaba un largo camino de aprendizaje profesional y emocional.

Cinco años después (cuando él aún laboraba en el IIE,  avanzando exitosamente con su grupo de fibras ópticas y yo ya me encontraba trabajando como profesor investigador de posgrado en la Facultad de Ingeniería de la UNAM) los astros volvieron a reunirnos en un suceso inesperado; algo que ni él ni yo habríamos imaginado cinco años atrás. Los dos estábamos dentro del grupo de los cinco finalistas en el concurso para la selección del primer astronauta de México. Los cinco soñábamos con subirnos a la nave Atlantis de la NASA, pero sólo había un lugar, y yo tuve el privilegio de ser nombrado y representar a México en el espacio por primera vez en la Historia (y única hasta la fecha). Mi buen amigo Javier estuvo muy cerca, casi me baja de la nave, pues quedó en un muy respetable tercer lugar.

Hoy vuelven a situarse los cuerpos celestes en el firmamento, alineados en una extraña conjunción que nos reúne en nuestra pasión por el espacio. Ambos asistimos con entusiasmo y propuestas a los foros de consulta de la Agencia Espacial Mexicana (AEM, www.aem.gob.mx ) durante 2010 y 2011. Hace unas semanas fue publicada la convocatoria para seleccionar al primer director general de nuestra AEM, y él ha sido elegido para asumir dicho cargo, con toda la responsabilidad que conlleva. Yo decidí no participar en dicha convocatoria, pues prefiero continuar con mi labor de divulgación científica en todos los rincones del país, motivando a los jóvenes para que estudien y se superen.

Estoy seguro de que el doctor Mendieta será un excelente director de nuestra AEM. Como hace ya más de 26 años, en que sólo había un lugar disponible para viajar en el Atlantis, en esta ocasión concursaron otros especialistas con credenciales impresionantes, entre ellos varios queridos colegas y amigos míos, con una trayectoria impecable y de altísima profesionalidad, pero solamente había un lugar para ser director. Javier: sinceramente te felicito y te deseo muchísimo éxito, y hago un llamado a toda la comunidad científica y de ingenieros para que dejen cualquier resentimiento a un lado, que cooperen en lo posible con la AEM y su dirigente. México debe y puede hacer un buen papel en el ámbito espacial, pero únicamente lo lograremos si estamos unidos. Un abrazo y felicidades también a todos los participantes de este capítulo de la AEM… Faltan muchos más.



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