Sin embargo, la ESA destaca que ya se puede vislumbrar su "generosidad": mientras que algunas son muy fáciles de detectar, otras aún parecen manchas borrosas escondidas entre las estrellas, esperando ser reveladas por Euclid en el futuro.La emoción de los desarrolladoresEl gerente del proyecto Euclid, Giuseppe Racca, comentó que "después de más de 11 años de diseño y desarrollo, es emocionante y enormemente emotivo ver estas primeras imágenes".
En concreto, almacena datos cuando el satélite no está en posición de conectar con una estación terrestre y los reenvía al entrar en el rango de cobertura.Créditos: Twitter oficial @sateliotEl CTO de Sateliot, Marco Guadalupi, comentó que "estamos ante un cambio de las reglas del juego en las futuras redes 3GPP, que reducirá los costes basados en constelaciones de baja densidad y una infraestructura de segmento terrestre reducida, minimizando el impacto en el espacio y reduciendo el tiempo de comercialización".Por su parte, el director de Operaciones Técnicas de IoT y Big Data de Telefónica Tech, Carlos Carazo, aseguró que "se trata de un hito muy importante para la industria en el que Telefónica de forma nativa integra la red satelital con las redes NB-IoT de Telefónica y Kite, la plataforma de conectividad gestionada de plataforma de conectividad IoT desarrollada por Telefónica Tech, con la que el cliente puede controlar y monitorizar sus líneas eléctricas en tiempo real y de forma remota desde cualquier parte del mundo a través de un portal web o a través de APIs".Impacto de la empresaVale la pena mencionar que, gracias a Sateliot, en mayo de 2023 España lanzó con éxito su primer satélite al espacio. La empresa tiene acuerdos con compañías globales de telecomunicaciones y ya ha conseguido una cartera de ventas de más de 1.200 millones de euros.
Según la compañía Airbus, su plataforma Bartolomeo (llamada así en honor del hermano de Cristobal Colón) "es uno de los activos más confiables que la humanidad tiene en el espacio en la actualidad", debido a que ha hecho que su acceso sea más fácil y asequible.
Su entrada en servicio proporciona suficiente capacidad adicional para modernizar el resto del segmento terrestre y mantenerse al día con las necesidades de la constelación de Galileo en el espacio a medida que continúa creciendo”.Tareas de TTCF-7Según la ESA, el segmento terrestre de Galileo "es uno de los desarrollos más complejos jamás emprendidos" por la Agencia.
De hecho, la NASA publicó el detalle de la muestra Otis Peak, que exhibe las "zonas coloreadas", los minerales que fueron transportados por el río.
Se deriva un gasto máximo de 40 millones de euros para el periodo 2023-2024, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 74.5 de la Ley General Presupuestaria.Según se detalla en la Referencia de la sesión, "será una constelación de pequeños satélites para monitorizar el cambio climático.
Dicha maniobra reducirá aun más el riesgo de daño de cualquier fragmento que "sobreviva" al viaje y alcance la superficie de nuestro planeta.Se ha establecido, mediante una serie de comandos y maniobras, que en un periodo máximo de una semana se desconectarán los sistemas de alimentación y las baterías del satélite, que serán dirigidos al mar junto al resto de fragmentos.
Dicho instrumento se utilizará para enviar diariamente más de 100 GB de datos comprimidos desde la nave espacial a una gran antena en la red de comunicación de espacio profundo de la ESA, Estrack. Con todas las operaciones críticas ejecutadas con éxito, el Euclid se prepara para "abrir los ojos" al encender los detectores de plano focal de los dos instrumentos científicos.
Se trata de una extensión de cuatro años en una aportación que hasta la creación de la Agencia dependía del Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (CDTI).Créditos: La MoncloaLa comunicación oficial de Moncloa ha destacado a España como "signatario inicial del convenio fundacional de la ESA", organización internacional compuesta por un total de 22 países, "de modo que la coordinación de los recursos económicos e intelectuales de sus miembros permite llevar a cabo programas y actividades de mayor alcance que los que podría realizar cualquier país europeo individualmente".El Ejecutivo justifica que "la financiación de estos programas se realiza a través de las contribuciones de los Estados miembros, asociados y cooperantes, y, la ESA garantiza el retorno de estas contribuciones mediante contratos a las empresas de cada país que son proporcionales a las aportaciones de cada Estado miembro".
Thales Alenia Space liderará en España del proyecto Scops (Scalable Controller for Power Sources), un programa que comenzó en Tres Cantos (Madrid) el pasado 23 de marzo y que finalizará en diciembre de 2026. Scops abaratará los costes a través de una librería nueva de bloques diseñados y probados para chips ASIC (Application Specific Integrated Circuit), un "cerebro" de los satélites y uno de los componentes más costosos de un satélite. El objetivo es contar con un dispositivo controlador que sea escalable en fuentes de energía y abaratar los costes en pequeños satélites y megacostelaciones. Con ello se pretende situar a la industria europea a la vanguardia del desarrollo de soluciones rentables y eficientes, dos paradigmas claves de desarrollo espacial en el siglo XXI. Scops forma parte de programa de investigación e innovación Horizon Europe de la Comisión Europea y tiene como objetivo promover la autonomía europea en el espacio.
El director de Navegación de la ESA, Javier Benedicto, invitó durante la sesión inaugural de la Conferencia Europea de Navegación (ENC), a Thales (Italia), Airbus Defence and Space (Alemania) y Thales Six GTS (Francia) a firmar los respectivos contratos para el Soporte de Ingeniería de Sistemas de la próxima generación del sistema europeo de navegación por satélite.Los contratos de construcción de satélites ya se adjudicaron en mayo de 2021 a Thales (Italia) y Airbus Defence & Space (Alemania) para crear dos familias independientes que suman 12 satélites G2 en total, así como contratos separados con Safran Electronics & Defense: Navigation & Timing (Francia) y Leonardo (Italia) sobre los relojes atómicos ultraprecisos que se llevan a bordo.Los componentes fundamentales de Galileo de segunda generación ya están listos para construirse con la industria europea, así como los bancos de pruebas del sistema, su segmento terrestre y el soporte de ingeniería.Constelación de satélites Galileo.
Estas estructuras se forman por la acumulación de dichas partículas, en un proceso denominado convección termovibracional en microgravedad. Los investigadores de la UPM explican que “desde el E-USOC nos encargamos de preparar las operaciones previamente a que el experimento sea instalado, damos soporte durante la instalación y desinstalación física del experimento por parte de los astronautas en la ISS que lo insertan en el laboratorio Microgravity Science Glovebox, y posteriormente lo operamos”. Las operaciones ha consistido en la realización de una serie de experimentos sobre las muestras científicas para caracterizar su comportamiento con respecto a los fenómenos termovibracionales.
Mediante la tecnología de un brazo robótico, capturarán a Vespa y posteriormente harán una reentrada controlada a la atmósfera, donde el objeto acabará desintegrándose.Las próximas misiones ClearSpace-1 formarán parte del programa Adrios de la Agencia Espacial Europea, encargado de desarrollar servicios en órbita para satélites como reparaciones, repostaje y maniobras orbitales que incluirán la reparación, restauración, reabastecimiento de estos satélites y capturas de multiobjetos.
Tambén, obviamente, se tendrá en cuenta que el sistema aterrice intacto y provea a sus constructores de los datos recopilados. Un momento de la competición. Foto: Gobierno de las Islas Baleares.El pasado lunes más de 150 alumnos de las Islas presentaron varios satélites construidos por ellos mismos, la mayoría de los equipos, por cierto, estaban integrados sobre todo por mujeres. Los 24 equipos baleares participaron montado sus satélites en el aeródromo de Son Alberti. En la prueba, los alumnos tuvieron que simular un proyecto espacial real más allá de la mera fabricación, es decir, trabajo en equipo, control económico, defender el proyecto ante un jurado...
El programa europeo Moonlight "permite a las empresas espaciales involucradas crear un servicio de telecomunicaciones y navegación para la agencia, al mismo tiempo que tiene la libertad de vender servicios y soluciones lunares a otras agencias y empresas comerciales".En este sentido ya trabaja el programa español Green Moon Project, que pretende sentar las bases para realizar cultivos de alimentos en la Luna para abastecer a los futuros astronautas.250 misiones en 10 añosEl coautor del estudio citado, Hussain Bokhari, asegura que "se están sentando las bases de una futura economía lunar a medida que los gobiernos pretenden volver a poner los pies en la Luna. Más de 250 misiones están programadas para lanzarse durante la próxima década; sin embargo, aún quedan por superar los primeros desafíos del mercado" y afrontar el desarrollo de las tecnologías necesarias.La ESA explica que "casi 100 empresas que abarcan toda la cadena de valor han indicado que están interesadas en participar en el ambicioso proyecto" Moonlight, en el marco de la colaboración en misiones lunares con la NASA.La Agencia europea explica que tiene "una larga historia de exploración lunar y recientemente suministró el Módulo de Servicio Europeo que impulsó la misión Artemis I de la NASA a la Luna.
Además, el programa de la UPC, el PMT y la Generalitat de Cataluña.El programa catalán cuenta con un presupuesto total de 1,8 millones de euros y con el apoyo de otras instituciones del territorio: la Agencia de Desarrollo Económico Metrópolis Barcelona del Área Metropolitana de Barcelona (AMB) y el Ayuntamiento de Barcelona, a través de Barcelona Activa.Beneficios del programaLas empresas seleccionadas para formar parte de ESA BIC Barcelona se beneficiarán de un incentivo de 50.000 euros financiados al 50% entre la ESA y la Generalitat; tendrán "acceso al conocimiento técnico y científico del equipo de la ESA y de la UPC", y podrán "ocupar una superficie en el edificio RDIT de hasta 1.000 m², distribuidos en zonas comunes, espacios de coworking y otros módulos".El programa también contempla "actividades de mentoría, formación y asesoramiento técnico y comercial" para las compañías seleccionadas, además de "un coaching de empresa y asesoramiento técnico, de propiedad intelectual y legal, por un período máximo de 2 años".La iniciativa ofrece "las conexiones con el ecosistema innovador de la UPC y el ecosistema new space de Cataluña, además de la posibilidad de asistir a ferias y eventos del sector aeroespacial y de formar parte de la comunidad ESA BIC, constituida por más de 25 centros de incubación".
La contribución de la Universidad está relacionada con el sistema de guiado, navegación y control del vehículo, "permitiendo a este moverse de un punto inicial al final evitando los obstáculos que encuentre en el camino".El laboratorio contribuye con los métodos que ha desarrollado para el reconocimiento de terrenos en el marco de un proyecto de investigación financiado por la Junta de Andalucía, así como "en el empleo de diferentes sensores para el reconocimiento y reconstrucción de escenarios de exploración planetaria". Seis años de colaboraciónLa colaboración con la ESA de los investigadores de la UMA se remonta a 2016 y, a lo largo de los años, los ingenieros han desarrollado algoritmos para la planificación de caminos en róvers de exploración planetaria y han habilitado un brazo articulado para que el vehículo recoja muestras sobre el terreno que puedan ser analizadas.Posteriormente, se aumentó la autonomía de los róveres y se desarrolló un sistema de software de guiado, navegación y control del vehículo.
La asamblea general de la Presidencia de la Comunidad de Ciudades Ariane (CVA) lo ha decidido por unanimidad en su reunión en Milán (Italia), en la que ha participado la delegada de Presidencia y Hacienda del Ayuntamiento de Sevilla, Sonia Gaya.Gaya ha celebrado la noticia diciendo "que Sevilla vuelva a ser capital europea del espacio refuerza nuestra posición internacional en esta industria y como destino de inversiones", algo que califica como "un reconocimiento a la importancia estratégica que está otorgando el Ayuntamiento de Sevilla a la industria aeronáutica y del espacio". La delegada ha añadido que "la industria del espacio está adquiriendo cada vez mayor relevancia" y es "un sector de gran futuro para nuestra industria y nuestros jóvenes, de ahí la apuesta municipal por impulsarla y el trabajo de excelencia realizado para la candidatura a la sede de la Agencia Espacial Española", algo que admite ha sido clave "la hora de valorar nuestra candidatura por la Red de Ciudades Ariane".El alcalde de la ciudad, Antonio Muñoz, tabién ha celebrado la elección diciendo que forma parte "de la estrategia de posicionamiento de nuestra ciudad en la industria espacial y aeronáutica".14.400 millones de euros En 2019, cuando la ciudad fue por primera vez la capital europea del Espacio, 41 entidades, instituciones y empresas organizaron en Sevilla más de 100 actividades y citas internacionales "con el objetivo de promover e impulsar el tejido aeroespacial de la ciudad".Fue ese año cuando siete alcaldes de varias ciudades firmaron la Carta de Sevilla para, explica el Ayuntamiento, "reivindicar una mayor inversión para impulsar la industria aeroespacial europea y lograr, entre otros objetivos, el acceso independiente al espacio que fortalezca al sector espacial del viejo continente y permita competir frente a la hegemonía de los lanzadores de Estados Unidos".Sevilla culminó su presidencia de 2019 con la celebración de la reunión del Consejo Ministerial de la Agencia Espacial Europea (ESA), donde se firmaron compromisos de 14.400 millones de euros, la mayor inversión de toda la historia de la Agencia en programas espaciales.La Comunidad de Ciudades ArianeLa Comunidad de Ciudades Ariane (CVA) es una asociación sin ánimo de lucro, creada en 1998, conformada por 33 miembros activos (13 ciudades, 17 empresas e instituciones del sector y tres agencias del espacio).
La Agencia Espacial Europea (ESA) ha probado con éxito el sistema de medición basado en láser que mantendrá la nave espacial de la misión Proba-3, que lanzará dos pequeños satélites en 2024 en "una órbita altamente elíptica", informa la agencia.Estos satélites se convertirán en los objetos controlados "con mayor precisión en el espacio, manteniendo una distancia establecida entre sí con una precisión de nivel milimétrico", asegura la ESA. El director del proyecto Proba-3, Damien Galano, dice que "al mantener su posición relativa entre sí durante hasta seis horas por órbita, a una distancia de 144 metros, la nave espacial Occulter proyectará una sombra sobre su contraparte Coronagraph para formar un eclipse solar artificial en el espacio", que permitirá estudiar tanto la atmósfera exterior como la corona del Sol.El proyecto ha utilizado la cámara de pruebas de vacío 1.5 del Laboratorio de Metrología del Centro Europeo de Investigación y Tecnología Espacial (Estec) de la ESA, en la que instalaron durante seis semanas una serie de espejos plegables para hacer rebotar el rayo láser en la distancia necesaria, 250 metros, ya que dicha sala mide solo 60.Juego de espejosEl ingeniero de sistemas de Proba-3, Jorg Versluys, explica que el laboratorio les ayudó a "alinear y mapear con precisión las posiciones de los espejos, usando sus propios rastreadores láser". Versluys explica que las pruebas "permitieron mapear cómo responde el sistema de metrología cuando el objetivo se mueve ligeramente hacia arriba, hacia abajo o de lado a lado".De esta manera, los responsables del proyecto consiguieron recabar suficiente información como para poder "crear una base de datos completa del movimiento de las dos unidades en una escala de píxeles por milímetro que podemos emplear de verdad cuando lleguemos al espacio".Durante la misión, cuando los satélites estén a menos de 250 metros de distancia entre ellos, las cámaras de Occulter generarán imágenes y detectarán los led de la nave Coronagraph.
También se ha remarcado la diversidad en cuanto a los astronautas con una discapacidad física, algo que consideran importante por la representación social que supone.El astronauta español, Pablo Álvarez (León, 1988), es ingeniero aeronáutico formado en la Universidad de León, y también cursó un máster en la Universidad Tecnológica de Varsovia (Polonia). Actualmente, es project manager en la sede de Airbus en Getafe (Madrid). Álvarez ha añadido en su intervención que su experiencia "ha sido muy buena y estoy encantado de estar aquí con todos vosotros".Por su parte, Sara García (León, 1989), es licenciada en biotecnología en 2012 y cursó maestría en investigación biomédica y biológica en 2013, ambas en la Universidad de León. En 2018, recibió un doctorado en biología nuclear del cáncer y medicina traslacional de la Universidad de Salamanca. Desde 2019, trabaja en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) liderando un proyecto experimental oncológico.El astronauta con una discapacidad, John McFal, sufrió un accidente de motocicleta con 19 años tras el que perdió su pierna derecha. En su intervención, ha recalcado lo que puede aportar a la agencia: "Creo que puedo aportar muchas cosas, pero sobre todo la inspiracion de que la ciencia y el espacio son para todo el mundo".Estos astronautas se unen al equipo ya existente, conformado por: Samantha Cristoforetti (Italia), Alexander Gerst (Alemania), Matthias Maurer (Alemania), Andreas Mogensen (Dinamarca), Luca Parmitano (Italia), Tim Peake (Reino Unido) y Thomas Pesquet (Francia).Estrictos requisitosEn 2008, el tercer proceso de selección abierto de la ESA desde 1975, se recibieron 8.413 aspirantes, de los cuales 810 fueron de España; esta vez, ha superado las 1.300. Los candidatos deben cumplir unas condiciones, como tener un máster y un mínimo 3 años de experiencia en materias como las matemáticas, la ingeniería, la medicina o las ciencias naturales o tener títulos de piloto de pruebas experimentales; en el plano físico, se requiere una buena salud física y emocional, agudeza visual (aunque gafas y lentillas están permitidas), buena audición y, obligatoriamente, tener menos de 50 años. Algunas de las pruebas a las que se someten los candidatos son: esfuerzo físico moderado e intenso, prueba de natación y entrenamiento prolongado bajo el agua (hasta 8 horas diarias) u operaciones en vuelo parabólico para simular la microgravedad.