G. Alonso UPM "Tenemos en mente varias misiones y enseguida vamos a empezar con el siguiente satélite"
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G. Alonso UPM "Tenemos en mente varias misiones y enseguida vamos a empezar con el siguiente satélite"

El director del proyecto UPMSat-2, Gustavo Alonso. Foto UPM
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Finalmente, tras numerosas demoras y reprogramaciones, en la madrugada (hora española) del pasado 3 de septiembre el microsatélite desarrollado por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), el UPMSat-2, despegó a bordo de un cohete Vega de Arianespace, desde el Centro Espacial de la Guayana Francesa.

Infoespacial.com conversó con el director del proyecto, Gustavo Alonso, y la directora técnica del satélite, Elena Roibás, para conocer un poco más sobre cómo vivió el equipo de ingenieros las sucesivas postergaciones y profundizar en las características del UPMSat-2.

Los investigadores aseguran que atravesaron todos estos meses con gran incertidumbre y que el hecho de no haber podido trasladarse a Kurú para presenciar in situ el lanzamiento les ha dejado una senación "agridulce".

Sin embargo, tanto el éxito del lanzamiento como el primer contacto con el satélite, en horas del mediodía español, han llenado de satisfacción al equipo detrás de esta misión. Ahora, aseguran, ya tienen en mente varias posibles misiones en las que comenzarán a trabajar paralelamente a la operación del UPMSat-2.

¿Cómo vivió el equipo todos los retrasos en el lanzamiento?

Alonso: La verdad es que ha sido muy duro, lo hemos vivido con mucha incertidumbre porque se han acumulado muchas circunstancias: Primero, el fallo que tuvo el cohete el año pasado y que afectó a toda la logística que mueve la campaña de lanzamiento; más tarde, cuando ya estábamos en Guayana Francesa y teníamos todo preparado, llegó la pandemia y a punto estuvo nuestro equipo de quedarse atrapado allá. Finalmente, para colmo de males, la meteorología. Parecía todo un poco de ciencia ficción.

Tuvieron que realizar la puesta a punto del sistema desde la distancia…

Alonso: El satélite tiene unas últimas operaciones que se realizan allí en la base de lanzamiento, la más importante es la carga última de la batería. Eso se dejó hecho en marzo, pero había pasado tanto tiempo que era necesario volver a realizarla y se nos ofreció la posibilidad de poder hacer eso de manera remota. Fueron llevadas a cabo por personal de Arianespace equipados con unas gafas con cámara, de manera que nosotros pudiéramos seguir en tiempo real todo lo que iban haciendo y dar instrucciones. La verdad es que ha sido todo muy profesional. Lamentablemente, nos hemos perdido el estar allí, vivir todo aquella experiencia única sobre todo para el equipo de profesores jóvenes y estudiantes. Esa parte emocional de vivir el lanzamiento se perdió.

¿Cuándo esperan recibir los primeros datos del satélite?

Roibás: Esperábamos el primer contacto por la noche, pero lo hemos tenido esta mañana (3 de septiembre). El UPMSat-2 ha estabilizado muy bien en la órbita, que es el principal problema porque hasta entonces las antenas no están orientadas correctamente para poder hacer la comunicación con la estación. De momento sabemos que se ha encendido y que está vivo, que es la principal preocupación cuando uno lanza algo al espacio. Todavía no tenemos los parámetros orbitales perfectamente definidos y aún no hemos podido decodificar la información de salud. Eso se irá haciendo en estos días, es un proceso que normalmente suele durar unos cuantos días.

¿Qué particularidades presenta el UPMSat-2 respecto al control de actitud?

Roibás: El control de actitud es ligeramente diferente al de otros satélites porque es puramente magnético, es decir, va a utilizar las medidas del campo magnético terrestre para orientarse en la órbita. Debe ser de los pocos satélites que llevan  un control puramente magnético. Es un sistema poco exigente desde el punto de vista del tipo de equipos que necesita ya que son elementos muy comunes: con magnetómetros como sensores y magnetopares como actuadores estaría el control perfectamente establecido. Da muy buenos resultado y es muy estable, por lo que para satélites pequeños es un punto a favor el hecho de que pueda llevar componentes ligeros y baratos. El código que se ha desarrollado en la UPM, ha dado muy buenos resultados en la simulaciones y ahora la idea es probarlos en órbita. Claramente ha funcionado el control de actitud porque el satélite está orientado correctamente, sino hubiese sido posible el contacto.

¿Qué órbita tiene el satélite?

Roibás: Es una órbita heliosíncrona a una altitud de 540 kilómetros. Este tipo de órbitas tiene la particularidad de que pasan a una hora concreta todos los días porque van con la hora solar. Así, el contacto se recibiría en todas las partes del mundo a la misma hora. En un día, el UPMSat-2 hará cerca de 15 órbitas, tendremos contacto dos veces al día, por la mañana y la noche, y la comunicación durará de media unos diez minutos cada vez.

¿Con qué experimentos está equipado el satélite?

Roibás: Uno de los experimentos más importantes, y en los que tenemos mayores esperanzas, es un interruptor térmico, una especie de switch, que lo que pretende hacer es mantener la instrumentación espacial en un rango de temperaturas operativas. Este mecanismo tiene la particularidad de que es muy pequeño, está desarrollado por la empresa española IberEspacio y la idea es probarlo en órbita para en un futuro poder comercializarlo. Además, llevamos un magnetómetro de muy altas prestaciones y  una rueda de inercia en miniatura para satélites de pequeño tamaño, entre otros. Asimismo,  toda la electrónica del satélite, que es un desarrollo de Tecnobit, es un experimento en sí mismo. Estos experimentos se van turnando, no funcionan todos a la vez, porque muchos de ellos consumen potencia y esto es un limitante. Existe una secuencia en función de cómo esté el nivel de batería del satélite.

¿Cuáles serán los trabajos ahora que el satélite está en el espacio?

Alonso: Ahora viene la etapa de operación, una fase muy interesante para los experimentos, grupos de investigación, las empreas y también para la parte académica y educativa. Los estudiantes van a ser quienes operen el satélite, van a darle instrucciones y recibir la información que envíe el satélite. Una actividad por la que también van a pasar varias promociones de alumnos. 

Roibás: Lo más importante de este proyecto es que es universitario. Así como la participación de los alumnos en el desarrollo del satélite ha sido muy importante, también lo será ahora en la parte de operación. Si todo va bien tenemos planificado dos años de vida operativa en órbita.

Alonso: Pero esperamos quedarnos corto y que dure mucho más, va a depender de la batería.

¿Existe la posibilidad de un UPMSat-3?

Alonso: Sí, lógicamente. Para nosotros esta actividad no es un fin en sí mismo, sino que sirve a nuestro propósito como universidad y grupo de investigación de educar ingenieros aeroespaciales. Ya tenemos en mente varias posibles misiones y enseguida, paralelo a la operación del satélite, vamos a empezar con el siguiente. 

 

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