El laboratorio de radiofrecuencia de la ESA celebra una década en Valencia
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El laboratorio de radiofrecuencia de la ESA celebra una década en Valencia

Sede del Laboratorio de Radiofrecuencia en Valencia. Foto ESA
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El Laboratorio Europeo de Alta Potencia en Radiofrecuencia, dependiente de la Agencia Espacial Europea (ESA) y el Consorcio Espacial Valenciano (VSC), cumple una década de su llegada a Valencia, desde donde ha colaborado en cientos de misiones.

El responsable del laboratorio para la ESA, David Raboso, sostiene que “los satélites precisan cada vez de más potencia de radiofrecuencia tanto para las comunicaciones como para la ciencia”.

Sin embargo, esto los expone a riesgos potencialmente destructivos: la fuerte energía empleada puede generar avalanchas de emisiones de electrones secundarios y provocar la ruptura de radiofrecuencia.

Del mismo modo, pequeñas cantidades de gases circundantes pueden ionizarse al punto de originar descargas eléctricas parecidas a rayos.

Ante esta situación, explica Raboso, el laboratorio valenciano “garantiza que los sistemas de radiofrecuencia más potentes, que funcionan en un rango de kilovatios, puedan operar de forma segura en el espacio, sin sufrir los destructivos efectos secundarios que tienden a producirse en el vacío”.

Bomberos de la radiofrecuencia

 

Raboso asegura ser capaces de dar respuesta a emergencias en misiones de toda Europa, investigando y mitigando la fuente de las averías en satélites en vuelo. Y agrega: “Nuestros usuarios lo saben bien, nos llaman los ‘bomberos de la radiofrecuencia’”.

De esta forma, la institución ha estado involucrada en distintas misiones de la ESA, por ejemplo, en el perfeccionamiento de los satélites de la constelación Galileo.

A su vez, solucionó las descargas coronales que se producían en los módulos de transmisión-recepción de los Sentinel de Copernicus.

En cuanto a BepiColombo, el laboratorio garantizó que la antena de radiofrecuencia siguiera funcionando incluso en las altas temperaturas de la órbita de Mercurio, de en torno a 400 °C.

Asimismo, habilitó el dispersómetro del satélite meteorológico MetOp, enviando pulsos de radio para medir la superficie marina y los vientos superficiales.

El laboratorio está abierto a todo tipo de empresas aeroespaciales y organismos de investigación.  Además, funciona sin ánimo de lucro ya que sus ingresos se destinan a cubrir los costes operativos e invertir en la mejora de las instalaciones.

 

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