Un proyecto estadounidense estudia cómo lanzar un 'pocketqube' por 5.000 dólares
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Un proyecto estadounidense estudia cómo lanzar un 'pocketqube' por 5.000 dólares

Bob twigs
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El profesor emérito de la Universidad de Stanford y catedrático de la Universidad Estatal MoreheadBob Twiggs, ha expuesto en Lima, durante el 8° Simposio Internacional sobre Tecnología Espacial y sus Aplicaciones, un proyecto que estudia cómo rebajar coste en el lanzamiento de satélites de pequeño tamaño.

Una de las ideas del programa es facilitar la manufactura de pocketqube de 350 gramos, por ejemplo, con un costo que puede ser tan bajo como 30 dólares, con precios de integración en el cohete y lanzamiento que pueden ascender a unos 5.000 dólares por unidad y con lanzamientos cada seis meses. Las comunicaciones con el aparato se podrían hacer por internet, a través de servicios en el que se paga una suscripción. Una vez cumplida su misión, los cubesat ingresarán a la atmosfera y serán consumidos en el proceso.

Una de las fórmulas esgrimidas por Twiggs es aprovechar la infraestructura de lanzamiento existente, con capacidad subutilizada, para aprovechar espacios sobrantes y lanzar a órbita los cubesat, que hoy en día se acostumbran a lanzar desde la Estación Espacial Internacional (ISS).

El objetivo de este programa es convertir el lanzamiento de cubesat en algo tan rutinario como la compra de un teléfono celular y la descarga de un app para comunicarse con el nanosatélite.

El futuro pasa por lo mini

Los nanosatélites "son la gran oportunidad para llegar al espacio, una nueva frontera, y realizar experimentos en campos diversos, a bajo costo, en comparación a un satélite", asegura Twiggs.

De acuerdo al experimentado expositor, hace unos años, en Estados Unidos el costo de desarrollo de un cubesat podía variar entre un cuarto y medio millón de dólares, sin la carga útil, con una inversión inicial de por lo menos 30.000 dólares. Hoy en día estas cifras se han reducido a entre 80.000 y 120.000 dólares para el proyecto entero.

Las experiencias con los cubesats empiezan tímidamente en 1998 con el lanzamiento de dos nanosatélites, pero en 2016 ya se están trabajando 288 unidades, un porcentaje de los cuales ya han sido lanzados a órbita y para 2017 se estima que esa cifra aumente a 311 nanosatélites. Los cubesats abren la puerta para realizar experimentos en una órbita terrestre muy baja (ELEO – Extreme Low Earth Orbit) a un costo sumamente reducido.

A la fecha se han lanzado aproximadamente 500 cubesats, pequeños satélites concebidos para educar a estudiantes e ingenieros en diferentes campos educativos a través de una tecnología no muy complicada, pero también con poca capacidad para llevar cargas útiles, precisamente por su reducido tamaño, comenta Twiggs, y agrega que "al comienzo la idea no fue muy bien recibida, incluso con algunos sectores pensando que era una concepto estúpido". Con el tiempo y las evidencias de su utilidad, ello ha ido cambiando a favor de los nanosatélites.

Restricciones legales

Sin embargo existen ciertas restricciones y procedimientos a seguir para colocar un objeto en órbita. En los Estados Unidos se requiere obtener una serie de permisos y licencias para el lanzamiento a órbita de un nanosatélite. Por ejemplo, si el dispositivo tiene integrada una cámara es necesario informar a la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration) y, si no tiene cámaras a bordo, se les debe de informar de todas maneras, de lo contrario pueden estar sujetos a una multa que podría ascender hasta los 100.000 dólares diarios.

Asimismo, para la asignación de frecuencias comerciales, para efectos de comunicaciones, le corresponde a la IARU (International Amateur Radio Union), y las frecuencias experimentales están a cargo de la FCC (Comisión Federal de Comunicaciones de EEUU). La FCC también lleva a cabo la evaluación de restos orbitales y analiza las probabilidades de impactos.

Las comunicaciones, restos orbitales y la evasión de impactos constituyen tres de los grandes desafíos para los nanosatélites, cuya vida orbital puede ser en algunos casos de tan solo cinco días, que a pesar de las capacidades limitadas pueden ser suficientes para la naturaleza de los experimentos a realizar. Es por tanto muy dificil que una cámara de un cubesat tenga la resolución del PeruSat-1, de 70 centímetros.

Hay que tomar en cuenta, recalca Twiggs, que muchas veces el Mando Norteamericano de Defensa Aereospacial (Norad, por sus siglas en inglés), no puede discriminar tu nanosat de otros, por lo menos hasta que se logre entablar las comunicaciones con tierra, lo cual a veces puede tomar tiempo. Bajo análisis utiliza el cohete Antares, fabricado por Orbital ATK.

Diseñado para reducir costos de lanzamiento, Antares puede cargar ocho toneladas métricas de carga a órbitas LEO y de éstos es probable que unos 35 kilogramos sean asignados a nanosatélites. Con el reducido peso de estos dispositivos se pueden llevar a órbita hasta 96 unidades tipo pocketqube, dividiendo el costo de lanzamiento y llevando gran cantidad de experimentos en un solo viaje.

Foto: Peter Watson



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