Europa se lanza a la conquista de Marte

Europa inicia una nueva etapa en la exploración de Marte con una ambiciosa meta: intentar responder a los misterios que esconde el planeta más próximo a la Tierra. La Agencia Espacial Europea (ESA), con la colobaración Roscosmos, buscará pruebas sólidas de la existencia de vida en la superficie y atmósfera marciana. Para ello, tiene puestas sus esperanzas en las misiones de 2016 y 2018 del programa ExoMars. La primera de ellas, despegó con éxito este lunes desde el puerto espacial ruso de Baikonur a bordo de un lanzador Proton-M y, tras un largo viaje de siete meses, entrará en contacto con Marte en octubre de este año.

Además de arrojar luz sobre la evolución del planeta rojo, esta misión podría consolidar a Europa como un referente de la exploración espacial, tras el reciente éxito de Rosetta. Desde el otro lado del Atlántico, la NASA mira de reojo hacia el viejo continente, después de suspender a finales de 2015 su misión Insight a Marte, cuyo lanzamiento estaba previsto para este mes de marzo. Este contratiempo centra todas las miradas en el programa ExoMars.

La misión de 2016 está compuesta por el orbitador TGO, que estudiará los gases traza de la atmósfera marciana, y el módulo Schiaparelli, que descenderá a la superficie del planeta rojo, probando las tecnologías de aterrizaje necesarias para futuros viajes. "Es una misión única que pone a Europa en el esquema de exploración de Marte y demostrará que los europeos también pueden aterrizar", señaló el director de Ciencia de la ESA, Álvaro Giménez, durante el evento de presentación de ExoMars celebrado el pasado viernes en la sede de ESAC en Villanueva de la Cañada (Madrid). 

Tras el lanzamiento, la nave tiene por delante un apasionante viaje de siete meses y 500 millones de kilómetros que finalizará el 16 de octubre con la llegada a la órbita de Marte. Tres días después, el módulo Schiaparelli realizará una delicada maniobra para separarse del orbitador TGO y entrar en la atmósfera marciana. Durante los seis minutos aproximados que durará el descenso a la superficie, la ESA probará el escudo térmico del módulo, el paracaídas de 12 metros diámetro, el sistema de guiado, navegación y control, junto con la estructura deformable que amortigua la toma en tierra.

Los técnicos de la misión calculan que el aterrizaje se producirá durante un periodo de tormentas de arena, por lo que todos los equipos están diseñados para hacer frente a este contratiempo. Una vez en la superficie, el demostrador habrá cumplido su misión, no obstante, incorpora instrumentos científicos que podrían trabajar entre dos y ocho soles (días marcianos), dependiendo del estado de las baterías. El responsable de operaciones científicas de la ExoMars 2016, Leo Metcalfe, recordó que "los últimos años se han acumulado evidencia de la presencia de agua líquida en Marte" y añadió que "es posible que las condiciones bajo la superficie sean más compatibles con la existencia de vida".

En busca del metano

En total, la nave pesa 4.276 kilogramos -3.700 TGO y 576 Schiaparelli- e incorpora unos 2.500 kilogramos de combustible. El TGO constituye la estructura principal de la misión y tiene asignada una triple función. Este orbitador transportará el módulo de aterrizaje hasta Marte, efectuará investigaciones cientificas y, además, actuará como plataforma de comunicación con la Tierra. Asimismo, será el primer satélite de la ESA que utilizará el aerofrenado para alcanzar su órbita, una maniobra que consiste en usar la resistencia generada por el satélite a través de la atmósfera. "La entrada en su órbita final será una secuencia larga y complicada, de un año de duración", explicó la ingeniera de sistema del satélite, Silvia Bayón.  

A finales de 2017, el TGO llegará a su órbita operacional, a unos 400 kilómetros de la superficie de Marte, y empezará su misión científica que tendrá una duración de dos años. Durante este tiempo, la sonda realizará un inventario detallado de los componentes atmosféricos y tratará de esclarecer el origen de gases traza como el metano, que en la Tierra está asociado a la presencia de vida. 

Para ello, incorpora cuatro instrumentos: Cassis, Nomad, Frend y Acs, diseñados en Suiza, Bélgica y Rusia –los dos últimos- para identificar gases de la tenue atmósfera marciana. Una vez finalizadas las investigaciones científicas, el satélite seguirá operativo hasta 2022, actuando como enlace en las transmisiones con la Tierra en ExoMars 2018. 

Participación española

El programa ExoMars, en conjunto, tiene un presupuesto de 1.300 millones de euros, con una participación española cercana al 7%. Empresas como Airbus DS, Crisa, Elecnor Deimos, GMV, Rymsa, Sener y Thales Alenia Space España participan en equipos claves de TGO y Schiaparelli. Además, el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) diseña una parte del instrumento Nomad. Algunas de estas compañías tienen también un papel relevante en la misión de 2018, que trabaja en un rover equipado con un taladro de dos metros para perforar la superficie de Marte.

Thales Alenia Space, como contratista principal de la misión, ha sido el responsable de la integración de todos los equipos en sus instalaciones de Cannes. Esta fase finalizó en octubre del año pasado y en diciembre la nave fue transladada en un avión de carga Antonov hasta el puerto espacial de Baikonur.

El éxito de ExoMars podría acelerar la exploración de Marte. Por ello, los astronautas esperan con expectación los resultados de la misión. "La medición de los gases traza será muy importante para determinar si es viable ir", apuntó Pedro Duque durante su intervención por videoconferencia en el acto de ESAC. "La atención de todos los astronautas está en esta misión, es un paso adelante para demostrar que Europa puede ser un socio en las futuras misiones de exploración", destacó.

Foto: ESA