Rodríguez SENER "El sector espacial español tiene una capacidad industrial superior a la aportación de España a la ESA"
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Rodríguez SENER "El sector espacial español tiene una capacidad industrial superior a la aportación de España a la ESA"

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(Infoespacial.com) Benjamín Carrasco, Madrid- Diego Rodríguez es director de Espacio de SENER desde 2005, cargo que coordina desde 2013, con el puesto de director de Defensa. Rodríguez es ingeniero superior de Telecomunicaciones por la Universidad Politécnica de Madrid y comenzó a trabajar en la compañía en 1987.

A partir de 1995, realizo funciones de Dirección de Proyecto en programas de la Agencia Espacial Europea (ESA), por lo que conoce perfectamente cómo funcionan los proyectos del organismo europeo. Rodríguez recibe a Infoespacial.com en su despacho de la sede de SENER en Tres Cantos, donde analiza las principales amenazas del sector espacial y las perspectivas de futuro de la industria.

En calidad de miembro de la Junta Directiva de la Comisión de Espacio de TEDAE también habla sobre la contribución de España a la ESA y sobre la creación de una futura Agencia Espacial Española. El director de Espacio de SENER asegura con firmeza que “el sector espacial español tiene una capacidad industrial superior a la aportación de España a la ESA”.

-¿Hacia dónde evoluciona el mercado espacial?

La evolución del mercado es evidente. El número de iniciativas comerciales es cada vez más importante y, en el futuro, la miniaturización permitirá misiones de menor coste con satélites de un peso inferior a 300 kg. La tecnología ofrece plataformas que cumplen todas las funciones de un satélite e incluyen instrumentos específicos. Por su parte, la miniaturización permite beneficiarse de un lanzamiento más barato y de menor coste de producción.

-¿Qué le aparecen las iniciativas que hablan de cientos de satélites?

En el área de las comunicaciones escuchamos iniciativas donde se habla incluso de cien satélites para dar servicios de datos u observación de la Tierra. También se observa que muchas de estas iniciativas nacen y muy rápidamente mueren. Probablemente, estos proyectos tienen un carácter muy comercial y, en ocasiones, no resulta fácil justificar el plan de negocio de cara al usuario final. Es decir, no está tan clara la existencia de un mercado que consuma toda esa información potencial que se genera.

Me da la sensación de que la constelaciones de satélites es un caso claro de que la tecnología todavía camina por delante. Los avances permitirían realizar satélites a un precio razonable con una funcionalidad enorme, pero hay que estar seguro de que estos proyectos son rentables. Google y Facebook han anunciado que quieren lanzar cientos de satélites, sin embargo estamos a la espera de ver si estas iniciativas se materializan.

-¿Cómo se adaptará la industria a este nuevo mercado?

Es solo cuestión de tiempo que el mercado de pequeños y medianos satélites se consolide y habrá iniciativas que tengan éxito. Las empresas del sector espacial tienen que sacar productos interesantes para esta nueva demanda. Hasta ahora, los productos espaciales, presionados por la alta fiabilidad, han tenido un coste elevado. Pero es evidente que, ante un posible panorama de satélites de bajo coste, el mercado demandará nuevas líneas de productos con unas prestaciones no tan exigentes y una mejor relación calidad-precio. La industria espacial debe estar muy atenta. El despliegue de las constelaciones de satélites será más lento de lo que aparenta el cúmulo de informaciones al respecto. Pero estoy seguro de que el mercado de pequeños satélites se consolidará. Es un hecho que las agencias de inteligencia quieren satélites con tiempos de despliegue muchos más cortos e incluso universidades quieren lanzar satélites a baja órbita para realizar experimentos. Todo esto generará un mercado comercial paralelo al institucional que las empresas debemos atender.

-¿Cómo podemos controlar la basura espacial?

Necesitamos información. Hay que catalogar y conocer todos los elementos para no poner en peligro el lanzamiento de misiones donde se ha realizado un gran esfuerzo. En este campo, se están centrando los esfuerzos y avances. Por ejemplo, el programa SSA de la Agencia Espacial Europea permitirá monitorizar la basura espacial existente y conocer su órbita, así como sus variaciones. Cada vez resulta más habitual que los satélites tengan que cambiar su órbita para evitar colisiones.

-¿Cómo evitar que satélites obsoletos queden en órbita?

En esta línea, trabajan programas como Clean Space. Su objetivo es garantizar que los satélites al final de su vida, si están en órbita baja, caigan a la atmósfera y se desintegren y, si están en órbitas geoestacionarias o superiores, acaben en otras órbitas donde no representen un problema. Esto se consigue mediante el ahorro de una pequeña cantidad combustible para alcanzar una órbita determinada o con la utilización de elementos pasivos que amplían el rozamiento y provocan que la órbita descienda.

Otro sistema es la deorbitación activa. Existe basura espacial que no tiene elementos para deorbitar de forma autónoma y habrá que generar misiones de limpieza. Además, hay casos concretos con el satélite Envisat. El tiempo hasta su deorbitación de manera natural es demasiado y tener un satélite de este tamaño supone un riesgo que no nos podemos permitir. La ESA conoce el riesgo. El problema es que la tecnología está al límite de lo factible y hay dudas sobre el éxito de una misión, aunque continúan con el estudio de métodos para hacerlo.

-Hablemos ahora de la contribución de España en la ESA, ¿debería aumentar?

El sector espacial español tiene una capacidad industrial superior a la aportación de España en la ESA. La capacidad tecnológica cubre muchas áreas y, salvo en el caso de la propulsión, cubrimos todas las áreas tecnológicas que son necesarias para crear el segmento de vuelo y tierra en infraestructuras espaciales. La industria española está capacitada para asumir el aumento de la contribución. La prueba es que, gracias a los programas de la ESA, ha aumentado su presencia en proyectos de naturaleza más comercial. La ESA es la catapulta tecnológica para tener entidad en otros mercados y programas comerciales y, por lo tanto, la participación es fundamental. Y parece lógico que España aproveche ese potencial con una aportación equilibrada con respecto al peso que tiene. En cifras reales, la contribución de España a la ESA está en torno a los 155 millones de euros y una cifra idónea estaría cerca de los 230 o 240 millones de euros.

-Por último, le quería pregunta sobre la necesidad de crear una Agencia Espacial Española.

El sentir de las empresas de ProEspacio es que necesitamos avanzar hacia la creación de una agencia espacial en España. Apostamos por un modelo más sencillo que en otros países de Europa, un modelo administrativo. Por poner un ejemplo, estaría más cercano al modelo inglés, que al francés. En el fondo, tendría un coste limitado porque hablamos de unificar muchas de las capacidades distribuidas en varios ministerios y creemos que es mucho más efectivo que una comisión interministerial, en la que quizás echamos en falta un liderazgo más claro y visible de cara al exterior. Todo esto sin eliminar las competencias de los ministerios que tienen en su área.

-¿Qué beneficios tendría esta agencia?

La agencia permitiría concentrar y gestionar los presupuestos de los programas de la ESA en mismo organismo. Además, estimularía los programas nacionales y bilaterales con otras agencias sin la necesidad de recurrir a la Agencia Espacial Europea, lo que permite en estas misiones tener un estatutos técnico superior del que tendrías en la ESA, donde juegas un papel más proporcional con tu peso. Por todo ello, ProEspacio defiende un modelo de agencia que a nivel administrativo y organizativo es relativamente sencillo y que mejoraría el posicionamiento de España, así como la coordinación de todos los estamentos involucrados en actividades espaciales.

Foto: SENER



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