Luz verde para el arriesgado aterrizaje de la sonda Philae en el cometa 67PChuryumov-Gerasimenko
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Luz verde para el arriesgado aterrizaje de la sonda Philae en el cometa 67PChuryumov-Gerasimenko

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(infoespacial.com) Madrid.- La Agencia Espacial Europea (ESA) ha dado luz verde para que la sonda Philae, de la misión Rosetta, aterrice el próximo 12 de noviembre en el punto seleccionado como primera opción en la superficie del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, que se encuentra a unos 400 millones de kilómetros de nuestro planeta.

Después de reunirse y realizar una revisión completa de los preparativos, los ingenieros y los científicos de la ESA confirmaron la zona J como el lugar donde se posará el aterrizador de 100 kilos de peso. ¿Por qué la zona J si había hasta cinco áreas preseleccionadas previamente? Pues porque es la mejor iluminada por el Sol, la más idónea para el aterrizaje, la menos escarpada y, en definitiva, la óptima para el instrumento de radioondas CONSERT que analizará la estructura interna del cometa. En otras palabras, la que reúne mejores condiciones y despierta más interés científico. Así lo declaró Laurence O'Rourke, coordinador de Operaciones Científicas de la misión Rosetta, en una conferencia de prensa celebrada en ESAC, sede de la ESA en España.

La misión Rosetta es pionera en muchos sentidos, pero especialmente porque constituirá el primer intento de descenso controlado en un cometa. También porque la nave permaneció hibernada durante dos años y medio para ahorrar baterías y sus ordenadores se despertaron de forma autónoma y sin problemas en enero pasado.

Además, Rosetta es la primera misión espacial que se apoya exclusivamente en células solares como sistema de generación de energía, y no en los tradicionales generadores termales radio-isotópicos. La nueva tecnología utilizada utiliza dos grandes paneles solares, cada uno de 14 metros de largo, que le han permitido operar a más de 800 millones de kilómetros del Sol, donde la luz solar representa sólo el 4% de la que se recibe en la Tierra.

Después de recorrer durante 10 años 6.200 millones de kilómetros aprovechando la fuerza centrífuga de la Tierra y Marte, la nave Rosetta se situó en agosto a 100 kilómetros del núcleo del cometa y empezó a realizar mediciones científicas. Por ejemplo, la temperatura que fluctúa entre los -70ºC y los -40ºC.

Así, Matt Taylor, responsable científico de la misión, informó de que el 67P/Churyumov-Gerasimenko sigue desprendiendo agua. Ahora más cantidad que antes. En la actualidad, según Taylor, oscila entre un litro y cinco litros por segundo. En julio, eran 300 mililitros, es decir, el equivalente a dos vasos normales. "Hemos visto que la superficie está más cubierta de polvo que de hielo", añadió.

A medida que el cometa se aproxime al Sol aumentará su actividad, especialmente durante el perihelio, es decir, durante el momento en que estará a la distancia más corta de nuestra estrella y que se producirá en agosto de 2015.

Taylor indicó que el cometa ya genera su propio “perfume” formado por gases que contienen sulfuro, amoniaco, metano y alcoholes. Luego el cometa volverá a alejarse del Sol y a finales del año que viene, cuando se encuentre tan lejos como Júpiter, los paneles solares no recibirán suficiente energía y los sistemas se apagarán por falta de potencia. Para entonces la misión habrá finalizado superando ya muchos desafíos.

Otro efecto del viaje interestelar del 67P/Churyumov-Gerasimenko es el tamaño de su cola. Ahora mide 19.000 kilómetros, una longitud que llegará a alcanzar los 100.000 kilómetros, según los cálculos ofrecidos.

El gran reto se producirá a las 09:35 CET (hora de España) del 12 de noviembre. (Inciso: el día se eligió hace años por la posición del Sol, fundamental para cargar los equipos). En ese preciso momento comenzará la maniobra de descenso de Philae. Rosetta se colocará a 22,5 kilómetros del cometa para soltar el lander que empezará descendiendo en caída libre a 0,18 metros por segundo, velocidad que irá aumentando, por efecto de la gravedad, hasta alcanzar los 0,95 metros por segundo en el momento del impacto. La maniobra se prolongará por espacio de siete horas. El aterrizaje se producirá pues a las 16.30 CET. Puesto que la señal tarda 28 minutos y 20 segundos en llegar desde Rosetta a la Tierra pues se encuentra a unos 400 millones de kilómetros de distancia, esa demora significará que la confirmación de la separación no se sabrá hasta las 10:03 CET, y la del aterrizaje, hasta las 17:00 CET.

Una vez que el Philae quede liberado de la nave nodriza, ya no habrá marcha atrás. La separación nominal implicará soltar tres tornillos de sujección. Doce segundos después del “desatornillado”, se pondrá en marcha la separación de urgencia (por si no hubiera funcionado la primera) que consiste en la activación de unas pequeñas cargas pirotécnicas. El sistema FlyWheel, una especie de rueda que se encuentra en el interior del lander, proporcionará estabilidad a la estructura.

Gracias a su buffer de programación, la sonda ejecutará durante la caída las primeras mediciones con los 10 instrumentos que lleva a bordo. Así el CONSERT medirá la trayectoria de descenso, la gravedad y las propiedades de la superficie y del subsuelo, las cámaras CIVA (la de los ya famosos selfies) y ROLIS tomarán imágenes, el magnetómetro ROMAP analizará el campo magnético, y el SESAME, el polvo y el plasma.

El momento del aterrizaje será especialmente complejo. Dada la microgravedad existente, el Philae -que mide 0,85 metros por 0,85 metros, y desplegado, 1,3 metros de alto por 1,146 metros con las patas- pesará sólo 10 gramos por lo que si no se aferra a la superficie del cometa podría rebotar y volver a elevarse hacia el espacio. Para ello, los diseñadores del lander crearon un sistema de amarres en cada una de las tres patas más un harpón que contrarrestará su impulso con una pequeña propulsión.

Una vez anclado, entrará además en acción el taladrador SD2 que hará un agujero de unos 20 centímetros de profundidad y que trasladará muestras del terreno al interior de Philae donde una especie de horno -los instrumentos COSAC y PTOLEMY- quemará el contenido y analizará el gas producido, detectando ratios isotópicos de elementos ligeros.

“Philae es la guinda de la tarta”, declaró entusiasmado Miguel Pérez de Ayúcar, científico de la misión.

Todos los datos de Philae serán retransmitidos a la Tierra a través de Rosetta que hará las veces de repetidor. Ambos artefactos estarán conectados entre sí por señales de radio de baja frecuencia.

“El sitio J es todo un reto porque hay acantilados y agujeros de donde mana gas; también las rocas más grandes de hielo y polvo, de hasta 12 metros de alto, pueden ser un riesgo”, enfatizó O'Rourke.

Pérez de Ayúcar explicó que la sonda "no tiene instrumentos para detectar vida directamente", pero sí analizará "sus componentes químicos", a través de los cuales se puede saber "si están relacionados con la vida tal y como se conoce ahora", como, por ejemplo, los aminoácidos.

La ESA ha invertido en este proyecto 1.400 millones de euros, una iniciativa que se dirige desde el centro ESOC en Alemania, pero la coordinación de la parte científica se realiza desde el centro ESAC en Madrid.

Fotos. ESA



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