El drama del 'tijeretazo espacial' en España
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El drama del 'tijeretazo espacial' en España

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Victor Rodrígo / El Mundo / Madrid.-

Cada cuatro años se reúnen los ministros responsables del área de espacio de los distintos países que forman parte de la Agencia Espacial Europea (ESA) para decidir el presupuesto y los objetivos a cumplir. España ha anunciado una reducción del 75% de su participación en los programas opcionales. Esta decisión choca frontalmente con la conclusión de dicha conferencia ministerial: "Invertir en el espacio para relanzar la competitividad y el crecimiento".

Llama la atención la aprobación, en la conferencia ministerial, de un presupuesto equivalente al del año 2008, es decir, en época de crisis, todos los países miembros de la ESA mantienen su inversión o la aumentan porque consideran el espacio un sector estratégico.

Para ser miembro de la ESA es necesario pagar una cuota fija, determinada por el PIB del país, y después se añade la participación opcional. Esta participación opcional fue el eje central de la reuniónporque es considerada el motor de la economía del sector y, por tanto, del futuro de la industria espacial europea.

Entre todas las actividades que se financian con la participación opcional destacan los lanzadores y los satélites de telecomunicaciones, dos áreas que se enfrentan a la aparición de nuevos competidores que están poniendo en dificultades a la industria europea. En la reunión ministerial, conscientes de este hecho, han buscado soluciones.

El desafío de SpaceX

La estrategia en lanzadores ha sido una de las más debatidas. Entre las amenazas para Europa destaca la empresa privada norteamericana SpaceX, que ofrece con su nuevo y económico cohete Falcon 9 un servicio a la medida del cliente. Europa tiene el veterano Ariane 5, demasiado potente y caro para el mercado, por lo que se ha tenido que decidir entre continuar con la mejora del Ariane 5, para hacerlo más competitivo y económico (Ariane 5 ME), o bien desarrollar un nuevo lanzador –Ariane 6- más pequeño y competitivo, algo que recomienda un estudio encargado por la misma ESA.

La posición francesa era favorable al Ariane 6, y la alemana –de acuerdo con la industria implicada- continuar con Ariane 5 ME. La ecléctica decisión de la ministerial ha sido abordar los dos proyectos simultáneamente hasta 2014 y después tomar una decisión definitiva. Es difícil entender este acuerdo desde el punto de vista económico, pero se comprende con las declaraciones de la delegación alemana previas a la reunión ministerial: "apoyar proyectos para la industria alemana desarrollados en Alemania", y Francia coincide con esta postura. El problema no está resuelto, pero las empresas tendrán trabajo.

Respecto a los satélites de telecomunicaciones la situación es más complicada. En Europa hay dos líderes que compiten a nivel internacional: Astrium y Thales Alenia Space (TAS) con plataformas desarrolladas en los años ochenta. Para poder disponer en Europa de una plataforma de mayor potencia, la ESA desarrolla desde 2005 una nueva plataforma denominada Alphabus, que llegará a 12 kW de potencia. Pero debemos considerar que el competidor más importante norteamericano, Loral, ya está construyendo plataformas de 25 kW.

El otro competidor norteamericano en telecomunicaciones, Boeing, está fabricando cuatro satélites con tecnología Full Electric (Todo Eléctrico) que utilizan propulsión iónica, un sistema que reduce a la mitad la masa del satélite, eliminando el combustible para la puesta en órbita geoestacionaria, y por lo tanto imbatible por el coste.

Rocambolesca situación

Europa tiene un serio problema competitivo por causas tecnológicas, por lo que la ESA, ha aprobado dos proyectos para relanzar los satélites de telecomunicaciones: el 'NeoSat' para una plataforma de nueva generación y el 'Electra' para implantar la propulsión iónica.

Las delegaciones coinciden en considerar el espacio como un motor indiscutible de crecimiento económico, desarrollo tecnológico y creación de empleo. Por esto el presupuesto aprobado ha sido de 10.000 millones de euros. El Reino Unido sorprendió aumentando un 25% su aportación. Su objetivo es hacerse con el control de la tecnología de satélites de telecomunicaciones, un sector en crecimiento que genera una actividad de 6.000 millones de euros al año en el Reino Unido. El resto de los países han mantenido un perfil continuista.

España, ha decidido reducir su participación precisamente en los programas opcionales, aquellos que tienen un efecto multiplicador de la inversión, que dan trabajo y generan ingresos de exportación. Con este recorte la aportación española en dichos programas se reduce al 1,3% y se equipara al nivel de países como Rumanía.

Sorprendió la falta de preparación y el poco interés de los altos representantes de España en esta conferencia, insensibles a los efectos que ocasionará el recorte anunciado. Con esta decisión la actividad espacial española, respetada y comprometida desde hace años, puede quedar reducida a nivel testimonial. Esta es la consecuencia de la rocambolesca situación en que se encuentra el sector espacial en España, con dos ministerios involucrados.

El Ministerio de Industria no tiene competencia en la estrategia industrial y sólo administra los fondos, y el Ministerio de Economía, responsable de la actividad, no gestiona el presupuesto. No podía salir otra cosa de este irresponsable despropósito. La actual Administración ha conseguido empeorar la triste herencia de la anterior, tirando por la borda tantos logros y esfuerzos, obviando un sector por el que el resto de países del mundo están haciendo grandes sacrificios.

 

Víctor Rodrigo es doctor en Ingeniería Aeronáutica y ex director de la empresa aeroespacial Crisa.

http://www.elmundo.es/elmundo/2012/11/26/ciencia/1353923336.html?cid=GNEW970103



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