El Gobierno de España ha publicado el 5 de agosto en el Boletín Oficial del Estado (BOE) la nueva Estrategia de Seguridad Aeroespacial Nacional (ESAN) 2025, que actualiza la versión de 2019 y que busca fortalecer las capacidades de España en el dominio espacial.
La ESAN 2025 responde a desafíos como la guerra en Ucrania, la proliferación de drones y armamento avanzado, y la creciente competencia en el espacio ultraterrestre. Como recoge su articulado desarrollado en 52 páginas, sus tres objetivos estratégicos son proteger España «en» y «desde» el aire y el espacio; mejorar las capacidades de seguridad y defensa aérea y espacial; y contribuir "a un aire y a un espacio seguro y sostenible".
Entre las múltiples amenazas que cita la disposición legal firmada por se incluye la creciente basura espacial en el supuesto de que la saturación de órbitas cercanas a la Tierra, que pone en riesgo misiones futuras. En lo referente a las medidas destacadas se incide no solo en el refuerzo de la ciberseguridad y en la cooperación internacional sino también en el "desarrollo de lanzadores nacionales" para reducir la dependencia de otros países en el acceso al espacio o en la "regulación de operaciones a gran altitud (HAO, por sus siglas en inglés), ante la proliferación de drones y vehículos hipersónicos.
La estrategia, según recoge el texto, se implementará a través de tres organismos: el Consejo Nacional de Seguridad Aeroespacial (CNSA), para coordinar la evaluación de riesgos y la respuesta a crisis; el Mando del Espacio (Mespa), integrado en el Ejército del Aire y del Espacio, para vigilancia y defensa; y la Agencia Espacial Española (AEE): Impulsa la investigación y colaboración internacional.
En el capítulo de la innovación y la sostenibilidad se hace mención al uso de combustibles sostenibles (SAF, por sus siglas en inglés) y a tecnologías verdes en aviación, al fomento de la preservación de cielos oscuros para la observación astronómica, y al futuro desarrollo de protocolos para gestionar el tráfico espacial (STM, por sus siglas en inglés) y evitar así colisiones y perjuicios.
La Estrategia de Seguridad Aeroespacial Nacional de 2019 ahora actualizada respondía a un contexto marcado por la cooperación internacional y el uso pacífico del espacio. El paradigma entonces dominante era el de la preservación del espacio ultraterrestre como un entorno seguro y desmilitarizado, basado en acuerdos multilaterales y tratados internacionales, como el Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre de 1967.
Entorno complejo y cambiante
Sin embargo, en apenas seis años, ese escenario ha cambiado de manera sustancial. El espacio exterior ha pasado a ser un dominio más en la competición estratégica global, al mismo nivel que el ciberespacio, el dominio marítimo o el terrestre. Potencias como Estados Unidos, China, Rusia o India han incrementado sus capacidades militares espaciales, y los grandes conglomerados tecnológicos han acelerado la proliferación de satélites comerciales, lo que ha multiplicado la complejidad del entorno.
La nueva normativa publicada en el BOE forma parte del conjunto de estrategias de segundo nivel que desarrollan el marco general definido por la Estrategia de Seguridad Nacional de 2021. Supone, en este sentido, una actualización crítica, pues el dominio aeroespacial ha pasado a ser un terreno cada vez más disputado entre grandes potencias, organizaciones y actores no estatales, además de un ámbito central para el desarrollo tecnológico y económico.