Arquimea es una empresa con capital 100% español y privado, fundada en 2005, especializada en tecnologías y productos para el espacio y para la defensa. El grupo cerró el último año fiscal con una facturación de 100 millones, de los que el negocio de la defensa ocupó el 70% y el de espacio el 25%. En el área de espacio, hacen componentes y sistemas críticos para satélites. Están dentro de lo que se denomina el upstream del sector espacial. Hasta ahora.
Arquimea, que ya cuenta con más de 600 empleados, nace como una spin-off de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) de la mano de Diego Fernández y su tesis doctoral sobre aleaciones con medida de forma. Es una empresa familiar, sin entrada de fondos de inversión, sin fondos de capital riesgo, que siempre se ha apoyado mucho en el desarrollo interno de I+D para generar capacidades y productos, y ha acudido a subvenciones, tanto europeas como españolas, para todo eso.
Hoy, con el tamaño que tiene la empresa, se puede permitir invertir en recursos propios en I+D de aproximadamente unos 15 millones al año, y gran parte de esa inversión se dedica a proyectos o a tecnologías para aplicaciones en espacio y en defensa.
"Tenemos un centro de investigación en Canarias, con más de 100 investigadores; tienen cuatro líneas de actividad, una es robótica, inteligencia artificial, computación poscuántica y biociencias, y estos investigadores trabajan en esas cuatro líneas, en tecnologías disruptivas, que los incorporan las unidades de negocio de Arquimea si encajan o se crean spin-offs de esas líneas de investigación para generar nuevos negocios", reconoce Tejada. En la actualidad tienen dos spin-offs, una de temas de ciencia y moléculas para temas sanitarios y otro de un tema de realidad virtual para audiovisual.
En el campo del control térmico, más particularmente, la compañía está situado en el top 3 en el mundo, en el sentido de que sus productos y tecnologías se vende mundialmente y compite contra otras dos empresas en el mundo, una en Japón, otra en Francia, y están presentes en misiones con todo tipo de satélites, con todo tipo de aplicaciones, desde misiones comerciales, telecomunicaciones, observación de la Tierra, ciencia, exploración. Han completado más de 180 misiones entre ellas Copernicus, Galileo, SpainSat, la Estación Espacial Internacional (ISS), el Rover Perseverance y Curiosity, el telescopio James Webb.
"Somos un referente en la parte de sistemas de control térmico", afirma a infoespacial.com Ferrán Tejada, director general de la división de Espacio de Arquimea. Sin ir más lejos ha entregado los heat pipes de los sistemas de propulsión de la cápsula Artemis de la NASA que protegerá la vida de los astronautas que irán a la Luna en los próximos años. Los heat pipes son unos tubos con alta conductividad usados para la transferencia de energía térmica. Están llenos de amoniaco o propileno, un material que cambia de estado gaseoso a líquido y viceversa manteniendo bajo control la temperatura de los sistemas y las estructuras.
El grupo compró en julio de 2023 en Estados Unidos la empresa Ecliptic, que hace aviónica, la electrónica de control y procesamiento de satélites, y hace cámaras para diferentes aplicaciones, y cierta tecnología la ha transferido a España, y luego adquirió otra empresa en Israel que hace cargas de pago para satélites de comunicaciones, concretamente antenas.
En 2022 se hizo con el control de Iberespacio, una empresa española especializada en la fabricación de heat pipes. Por consiguiente, Arquimea tiene capacidades prácticamente a lo largo de toda la cadena de valor de un satélite. Pero no se ha quedado arriba sino que también ha mirado hacia abajo, a los usuarios que necesitan esas capacidades satelitales.
"Dentro de lo que es el mundo del espacio nosotros nos centramos en la parte upstream. Pero hemos creado un operador de telecomunicaciones satelitales que se llama Beetlesat, que es downstream o midstream, pero eso es un proyecto futuro, de momento no está operativo todavía", añade Tejada.
"Venimos del mundo de los componentes críticos para satélites, concretamente hacíamos circuitos integrados y mecanismos para aplicaciones críticas en satélites. En los últimos años hemos ido creciendo en la cadena de valor con la ambición de convertirnos en integradores de pequeños satélites de altas prestaciones. Para ello hemos considerado que la mejor forma de entrar en el mundo de la integración de los satélites era crear nuestro primer cliente, nuestra primera misión que nos ayudará a desarrollar ese primer satélite. Ese primer cliente, esa primera misión es Beetlesat, una constelación de órbita baja para comunicaciones seguras en banda ancha", declara el directivo.
Beetlesat es una constelación, con origen en las Islas Canarias, optimizada en el coste y en la arquitectura de los satélites y de la constelación para dar servicios de muy alta calidad y de muy alta seguridad a aplicaciones muy concretas como son defensa, seguridad o aplicaciones para empresas y corporaciones en general", añade.
Y da algunos ejemplos muy precisos: comunicaciones seguras para drones, despliegues militares tácticos, redes seguras punto a punto entre embajadas sin pasar por infraestructura de tierra, aplicaciones para corporaciones multinacionales, plataformas offshore...
El proyecto lleva dos años en marcha y ya ocupa parte de la gran sala limpia de la empresa tiene en Torrejón de Ardoz (en total cuenta con 13.000 metros cuadrados de salas blancas ISO-8, ISO-7 y ISO-5 ). El plan contempla el lanzamiento de los dos primeros satélites a finales de 2027 de un total de 266, incluidos los dos primeros.
"Son 264 satélites frente a los miles que lanza Starlink o los 300 en el caso de IRIS2. Pero en cuanto a capacidad y tamaño de satélite son mucho más pequeños, 300 kilos por satélite más o menos. Y sobre todo es un complemento a otro tipo de redes satelitales como son las GEO o las MEO. Nosotros no queremos reemplazar cualquier tipo de comunicaciones como es el caso de Starlink o de Kuiper", la constelación de Amazon.
El objetivo, añade la compañía, es levantar la financiación para lanzar las dos primeras plataformas como prueba de concepto de la constelación. Después de esa etapa, se implicarán en el resto de la financiación necesaria para construir toda la constelación. En ese momento el plan es que Arquimea venda o ceda el operador de satélites a un tercero que sería el que invertiría para esa infraestructura. "Nuestra ambición no es operar los satélites sino construirlos", sentencia Tejada durante la entrevista a este medio de comunicación.
Tejada asegura que han adquirido tecnologías críticas para la constelación y que en estos dos años han firmado más de 800 millones de dólares en MOU (memorandos de entendimiento), es decir, en preacuerdos con clientes de todo el mundo para comprar servicios de la constelación.
El representante de Arquimea dice que están muy presentes en el New Space, cuyas misiones, en su opinión, son cada vez más complejas, en el sentido de que las aplicaciones o las prestaciones de las plataformas satelitales, y sus cargas de pago son más complicadas porque requieren más gestión de datos y de potencia.
"En ese sentido vemos que nuestros productos y tecnologías que siempre han ido más enfocados a lo que llamamos Hi-Rel (componentes electrónicos de alta fiabilidad) cada vez se utilizan más en New Space". El enfoque ha variado, estima, pues antes las exigencias apuntaban a volar misiones de corta duración con prestaciones limitadas y ahora son misiones con ciclos mucho más exigentes donde sus desarrollos son cada vez más demandados.
En el sector de la defensa Arquimea trabaja en dos líneas de producto, la principal son los "sistemas merodeadores", tanto por tierra, mar y aire, no tripulados, que incorporan un sistema de guiado con cargas explosivas. Y luego producen sistemas de control de tiro, que normalmente se incorporan a morteros. Se basan en un apuntamiento electrónico basado en las coordenadas del objetivo. Tanto los drones como los sistemas de control de tiro se venden en todo el mundo a países especialmente a países de la OTAN. Los drones que fabrican ahora son de corto alcance, de unos cuatro kilos de peso, metro y medio de largo y una carga explosiva de kilo y medio. No requieren comunicaciones satelitales, pero están trabajando con drones de largo alcance que sñi van conectados a comunicaciones seguras por satélite. "BeetleSat está pensado para enjambres de combat cloud o enjambres de drones", desvela Tejada.
A la próxima feria Feindef de defensa y seguridad, que se inaugurará la semana que viene en Ifema de Madrid, Arquimea llevará la evolución de ese dron merodeador Q-SLAM-40, con más alcance y con distintas integraciones de tierra, mar y aire, anuncia Sofía Alfaro, directora de Marketing y Comunicación.
Arquimea quiere dejar claro que ya no es una proveedora de componentes, pero eso se sabe mejor fuera que dentro de nuestras fronteras, admite Alfaro. La aspiración es convertirse en el OHB español. Eso lo dijo el propio Diego Fernández en una entrevista concedida a infoespacial.com hace dos años. OHB es una firma alemana que da empleo a 3.000 personas y que se ha especializado en el dearrollo e implementación de sistemas espaciales completos.
“En Arquimea creemos en la tecnología como motor de desarrollo de la sociedad. Llevamos la I+D y la innovación en nuestro ADN. Nuestro propósito es crear soluciones y productos innovadores para resolver los retos de nuestra sociedad", sostiene Fernández. Ese talante se evidencia, por ejemplo, con el hecho de que, tras la pandemia, gestionaran la fabricación nacional de PCR de forma industrial cuando ese tipo de ensayos eran muy escasos y costosos.
Otro mensaje trasnmitido por Tejada es que "la industria española es muy fuerte, muy potente, pese a que las inversiones o los presupuestos públicos no son tan grandes como en Alemania, como en Francia o en Italia". "Creo que merecemos un rol muy relevante en el nuevo gran programa europeo IRIS2", la nueva constelación satelital de la Unión Europea para garantizar la soberanía digital y una conectividad segura para la UE.
Este proyecto, parte de la Estrategia Espacial Europea para la Seguridad y la Defensa, tiene como objetivo mejorar la capacidad de respuesta a crisis, proteger infraestructuras esenciales y cerrar la brecha digital en Europa. IRIS2 se compone de 290 satélites en órbitas bajas y medias, y busca proporcionar comunicaciones seguras para gobiernos y empresas, así como banda ancha de alta velocidad para ciudadanos y empresas.
España tiene una industria espacial muy "atomizada", considera Tejada. "Hay muchos tipos de empresas de muchos tamaños con muchas capacidades", agrega cuando se aborda el eterno debate de concentrar o no gran parte de un presupuesto público muy limitado en un solo actor cuando también existen players como Sener, GMV, PLD Space, Satlantis...
Arquimea trabaja también para la agencia espacial alemana (DLR) y la japonesa (JAXA) y es una de las dos únicas empresas en España que tienen contratos directos con la administración americana para el programa Artemis. Otras lo hacen en él a través de las contribuciones de las diferentes agencias nacionales.